No, no es referente decir que votaron 13 millones de electores en la elección dominical del Poder Judicial, cuando de acuerdo con datos oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE) -hasta el pasado fin de semana- el padrón electoral -ciudadanos con credencial del organismo y con derecho al voto- era de 101,538,216, lo que significa que alrededor de 88 millones 500 mil mexicanos no ejercieron el derecho del voto, que dicho en otros términos, el 88.6 por ciento de la ciudadanía rechazó, ignoró y le dio la espalda al proceso, enviando un claro mensaje de no estar de acuerdo con la reforma y mucho menos con el procedimiento para implementarla.El domingo por la noche -al término de la elección- la presidenta Claudia Sheinbaum envió un mensaje en video, señalando que la “La elección histórica… ha sido todo UN ÉXITO… Vivimos un MOMENTO EXTRAORDINARIO. Somos un país libre, soberano, independiente, cada día más justo y más democrático”. Y ayer -desde la tribuna de su conferencia mañanera-, la mandataria calificó de “... INÉDITO, IMPRESIONANTE, MARAVILLOSO, DEMOCRÁTICO… “, y rematando con un cuestionamiento en tono de burla, “... apostaban a que no iba a salir a votar nadie”.¿Lo dijo en serio la presidenta al emitir esos calificativos? ¿Estaría consciente del significado de sus aseveraciones y del mensaje que enviaba? Simplemente ante la evidencia, quedó exhibida en sus conceptos ante una realidad cruda del rechazo ciudadano en no estar de acuerdo con la reforma y la manera de llevarla a cabo, que coincide con el posicionamiento de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), quien en voz de su presidente Juan José Sierra Álvarez dijo, “Este modelo no nació de una demanda social, sino de una decisión política impuesta, apresurada y mal ejecutada”.En el correr de los primeros 8 meses de su gobierno -que se cumplieron el 1 de mayo-, Sheinbaum había demostrado con algunas decisiones y posicionamientos que iba con una tendencia -en algunos sentidos- en una dirección diferente de quien le heredó la silla principal de Palacio Nacional, sin embargo con esta postura ciega, absurda, obcecada y cuando hay una posición disociativa con la realidad, Claudia retrocede en los niveles de percepción entre los ciudadanos conscientes y se pierde la poca confianza que había de que las cosas en este sexenio pudieran ser un poco diferentes.Usted, ¿qué opina?