Apenas el martes, tanto el Gobierno federal como el estatal festinaban algunos datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi, correspondiente al primer trimestre del 2025, haciendo, como suele pasar, comparaciones arbitrarias de datos para extremar el autobalance positivo de sus estrategias para combatir a la delincuencia.Mientras el gobernador Pablo Lemus atribuyó la baja en la percepción de inseguridad en cuatro (Guadalajara, Tonalá, Zapopan y Puerto Vallarta) de los seis municipios que mide la ENSU cada tres meses (Tlajomulco y Tlaquepaque subieron), a la coordinación operativa policial entre municipios, Estado y Federación, en la rueda de prensa mañanera de la Presidenta Claudia Sheinbaum se presumió la baja del 33% de los homicidios dolosos de septiembre pasado a la fecha; es decir, en lo que va de su administración, y 28% del 2018 a lo que va del 2025, para insistir que también la política de su antecesor Andrés Manuel López Obrador fue acertada, pese a todas las críticas de los “abrazo, no balazos” que se le señalan.Lo cierto es que todos esos índices delincuenciales a la baja quedan, por decir lo menos, neutralizados por los episodios de violencia de alto impacto, que ocurren un día sí y otro también, en distintos puntos de la República a manos de los grupos de la delincuencia organizada, como el que ocurrió ayer, otra vez, en los límites de Jalisco y Michoacán.Apenas el domingo 16 de marzo, también en La Barca, sicarios agredieron a miembros de la Guardia Nacional y, ya en territorio michoacano, emboscaron a un camión del Ejército Mexicano que iba en apoyo de los elementos de la GN. El saldo: seis militares y dos elementos de la GN muertos.Ayer se registró un desafío más de los grupos delincuenciales contra el Estado Mexicano en esa misma zona. Nuevamente en La Barca, milicias del narco incendiaron al menos cinco camiones de carga y tráileres para bloquear la Autopista Atlacomulco-Guadalajara. Mientras que en Michoacán fueron ocho los poblados afectados en una amplia zona con bloqueos también con automotores a los que prendieron fuego, para aislar así una gran parte del territorio michoacano. Entre otros puntos, los delincuentes bloquearon la carretera a Uruapan, a la altura de Carapan y de otra comunidad de Pátzcuaro, en al menos tres puntos de la Autopista al Estado de México, así como la carretera libre Apatzingán-Buena Vista, La Piedad-Zamora, Vista Hermosa-Yurécuaro, Quiroga-El Correo, entre otras comunidades.A diferencia de hace 39 días, lo que trascendió entre los mismos policías de las distintas corporaciones es que esta vez sí habrían logrado detener al peligroso y buscado objetivo, pero el despliegue delincuencial habría obligado su liberación.Un nuevo desafío de las mafias, y una versión que, de confirmarse, dinamitaría aún más cualquier autobalance que hable de que se está contrarrestando la fuerza del narco.
