Viernes, 26 de Abril 2024

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Las elecciones y el futuro de la industria

Por: Sergio Oliveira

Cuando comprar un Ferrari no es suficiente

Cuando comprar un Ferrari no es suficiente

Mañana México elegirá su próximo Presidente de la República y sea quién fuere eso tendrá implicaciones para la industria automotriz. No se trata solo de una industria más, que produce autos de los cuales sufrimos las consecuencias de su exceso en nuestras calles. La industria automotriz representa más de 3.0% del Producto Interno Bruto nacional y 18% del PIB manufacturero, según cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y genera nada menos que 900 mil empleos directos. Son números que muestran que no hay que tomar esa industria a la ligera. Y sus desafíos son muchos.

Tan fuerte es esa industria que ha logrado frenar las buenas intenciones anteriores de mejorar la seguridad de los autos vendidos en México y en 2019 apenas entrará en vigencia el que autos de nueva introducción al mercado tendrán que ofrecer por lo menos frenos con sistema antibloqueo ABS y doble bolsa de aire delantera, que serán obligatorios para todos los autos a partir de 2020, cuando en Brasil y Argentina ya estarán en otra etapa, obligando a todos los vehículos a ofrecer el Control de Estabilidad, conocido como ESP por sus siglas en inglés. El ESP ayuda en 80% los casos de pérdida de control del vehículo y es recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2012.

Otro punto importante sobre la seguridad es la renovación del parque de vehículos. La edad promedio de los autos que circulan en la CDMX es de nada menos que 14 años, mientras que la media nacional es de 16 años para autos de pasajeros y de 17.9 años para los vehículos pesados, según la AMIA. Esto significa no solo que la inmensa mayoría de los autos en el país no cuenta con equipo básico de seguridad, sino que también contaminan más.

El costo de lo verde

La contaminación nos lleva a otro problema, que son los llamados autos “ecológicos”. La industria obviamente reclama de la falta de incentivos para los autos híbridos y eléctricos, lo que puede sonar justo, pero cuando vemos que autos que usan dos motores, uno eléctrico y otro de gasolina, solo para mejorar su desempeño y no para ahorrar combustible, quitarles la tenencia -como pasa en la CDMX- funciona como dar un incentivo a los que menos necesitan y pueden pagar por autos que cuestan más de uno o dos millones de pesos. Algo mejor y más inteligente debe hacerse en el futuro, como ajustar la tenencia al tamaño de los motores o incluso hacer al revés de hoy, cuando un auto con más de 10 años no paga ese impuesto, lo que resulta un incentivo para usar autos más inseguros y contaminantes. Ligado al tema están los autos “chocolates”, los usados importados de EUA a México, que por su edad y uso también contribuyen a la inseguridad y a la contaminación.

Para la industria en sí el tema de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, TLC, es vital, puesto que más de 75% de las exportaciones de autos en México (que ya es el séptimo mayor productor mundial) va hacia Estados Unidos.

Por último pero no menos importante está el mercado interno, que ha logrado rebasar el 1.5 millones de unidades en los últimos tres años, un número que suena bien pero no es ni de lejos suficiente para mantener la capacidad de producción instalada. Los problemas eventuales para exportar a Estados Unidos obligan al futuro Gobierno a pensar en alternativas para que esos 900 mil empleos directos y cerca de 3 millones de indirectos no se vean amenazados. Claro que lo ideal sería mejorar la capacidad de compra del mexicano, pero también será necesario buscar otros mercados para mandar los autos hechos en México.

No sé si al siguiente Presidente le guste o no los autos, pero aunque la respuesta sea negativa, él necesita mirar con cariño a esa industria cuyo tamaño es demasiado importante para ser dejada de lado.
 

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