Las cifras no cuadran.O quizá deberíamos decir: las cifras cuadran porque cuadran.La reciente visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador a Jalisco dejó claro que en materia de estadísticas de seguridad todo depende del cristal con que se mire.Según el Gobierno federal, los homicidios bajaron si consideramos un corte temporal “especial” (por no decir a modo) en donde se comparan resultados antes y después del reforzamiento de las zonas prioritarias en febrero.De esta manera, los asesinatos han disminuido hasta un tercio en la zona metropolitana. Eso a pesar de que el mismo día del anuncio hubo cinco homicidios en la ciudad.Bueno, hasta el gobernador Enrique Alfaro pareció sorprendido con tremendos resultados. Por su parte, el mandatario estatal, con su propio corte temporal y una selección arbitraria de delitos patrimoniales, ha defendido mes a mes una tendencia a la baja.Creer o no creer, esa es la cuestión.Mejor esperemos el resultado anual que ofrece el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública cuya metodología está en la ley y no en el acomodo o la voluntad del gobernante en turno.Mientras tanto, todo es relativo.***Por cierto, el general Luis Cresencio Sandoval, titular de Sedena, en la mañanera del pasado viernes en Zapopan, en todo momento se refirió a una baja en “índices delictivos” en el Estado y la metrópoli.Pero la información era imprecisa pues al revisar la presentación que hizo el general, oh sorpresa, hablaba de homicidios y no de delitos. El error se replicó en canales oficiales y medios durante todo el día.Lo inquietante es que en la reunión previa a la mañanera, el Presidente, el gobernador, alcaldes y mandos militares, habían discutido y evaluado la estrategia de seguridad.
