Viernes, 10 de Mayo 2024

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La vacuna también es política

Por: Diego Petersen

La vacuna también es política

La vacuna también es política

Todo es político. El manejo de una epidemia también es un asunto político. No hay manera de que desde el presidente hasta los alcaldes, pasando por supuesto por los gobernadores, no vean en la epidemia un problema, pero también una oportunidad política. Eventos del tamaño de una pandemia como la que estamos viviendo mueven el juego del poder, y es el momento idóneo para que todos busquen una mejor posición en el tablero.

Lo que menos le importó al presidente y su sensacional equipo de una persona, Hugo López-Gatell, fue el número de muertos. Ambos sabían que arriba de 20 o 30 mil muertes por COVID-19 daba exactamente igual, el nivel de crítica y enojo social tendría un incremento marginal por cada mil muertes que se acumularan. Por el contrario, tenían y tienen muy claro que restringir libertades, imponer toques de queda, arrinconar a las familias a situaciones que les impidieran salir a trabajar y obtener un ingreso, aunque fuese mermado, eso sí se los cobrarían políticamente. Vamos en 110 mil muertes y la popularidad del presidente no se inmuta ni se entera.

Eventos del tamaño de una pandemia como la que estamos viviendo mueven el juego del poder, y es el momento idóneo para que todos busquen una mejor posición en el tablero

Los gobernadores no se quedaron atrás. La competencia por diferenciarse de las políticas de López Obrador llegó a niveles inimaginables. Dentro de los gobernadores, los diez de la alianza federalista fueron los más activos en esta batalla y, dentro de estos, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, fue quien más se esforzó por diferenciarse y promocionarse. Fue más elocuente que eficiente, pues la mayoría de los programas, desde los apoyos a las empresas hasta la capacidad de ejercicio de la deuda, dejaron mucho que desear. Por el contrario, el número de entrevistas en medios nacionales, entre las orgánicas y las pagadas, le retribuyó en imagen y volvió a colocarlo como el gober rebelde, el que se enfrenta al gobierno federal y a López Obrador.

Por más que quisiéramos, el manejo del esquema de vacunación no estará exento de la lógica política. Jalisco quiso adelantarse proponiendo un esquema logístico, pero el gobierno federal no quiere que haya otro héroe, no quiere que nadie le haga sombra: la vacuna es propaganda. El problema es que si algo ha caracterizado al gobierno de López Obrador es la ineficiencia. Los recortes presupuestales aplicados con lógica draconiana han hecho del gobierno federal un organismo tan obeso como incapaz. No es que los estados sean mejores, la mayoría son iguales o peores que el gobierno federal, pero si no suman esfuerzos, incluso con los desdeñados municipios, la logística de aplicación de la vacuna podría dejar a comunidades enteras sin acceso a ella. La vacuna también es política.

Ya habrá tiempo para darse hasta con la cubeta en el proceso electoral.

diego.petersen@informador.com.mx

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