Viernes, 29 de Marzo 2024
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La normalización presidencial del narco

Por: Jaime Barrera

La normalización presidencial del narco

La normalización presidencial del narco

Altamente preocupante el punto de inflexión que se dio esta semana en la narrativa presidencial respecto a la presencia de los grupos del crimen organizado en cada vez más regiones a lo largo y ancho del territorio nacional, que tantas críticas le han traído al Gobierno de la 4T, dentro y fuera del país.

A lo largo del sexenio, he cuestionado aquí que pasaría si el Presidente Andrés Manuel López Obrador imprimiera tanta enjundia y determinación como lo hace para condenar y reprobar el trabajo de periodistas incómodos, de los Órganos Constitucionales Autónomos como el INE o el Inai, contra los fifís, conservadores, neoliberales o contra Estados Unidos entre otros enemigos que le gusta construirse, si lo hiciera contra los grupos del crimen organizado.

Y es que desde su púlpito presidencial con todos sus adversarios es implacable, pero las mafias eran prácticamente innombrables en sus ruedas de prensa mañaneras, pese a sus casi cotidianas apariciones violentas en muchas comunidades del país.

Si hubiera sido más combativo y no tan omiso en su discurso presidencial desnarcotizado, seguramente los cárteles de la droga no anduvieran tan empoderados desafiando un día sí y otro también al Estado Mexicano. 

Por eso son tan graves los pronunciamientos que hizo antier y ayer el Presidente en la mañanera, en las que prácticamente pasó del slogan de los “abrazos y no balazos” de su fallida política de combate a la delincuencia organizada, al reconocimiento del control que tienen en territorios donde instalan retenes criminales en donde detienen incluso a sus servidores de la Nación.

Pero no sólo eso, ayer remató aceptando y asegurando que seguiría la ruta que transitaron las madres buscadoras de Sonora, de pedir clemencia a las mafias para que soltaran a una de las suyas en días pasados, que habían raptado en represalia por buscar a uno de sus hijos desaparecidos.

“Todo lo que signifique la paz lo apruebo y eso no tiene que ser demanda sólo de la autoridad, sino es por decisión de los mismos integrantes de estas bandas. Ellos deben asumir una responsabilidad y comportarse como buenos ciudadanos”, dijo.

Estamos, pues, ante el muy delicado momento de una especie de claudicación del jefe del Estado Mexicano ante los grupos del crimen organizado con esta normalización presidencial del narco en lugar de usar el monopolio de la fuerza para combatirlos como mandata la Constitución que juró cumplir. 

México se aleja aún más, así, de las democracias plenas y se acerca a los estados autoritarios donde no se contrarresta al crimen organizado y donde los actores criminales se infiltran más al Estado y socavan su capacidad de prevenir y combatir la delincuencia y el crimen organizado.

jbarrera4r@gmail.com

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