Viernes, 19 de Abril 2024

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La irresponsabilidad del PRI

Por: Sergio Aguirre

La irresponsabilidad del PRI

La irresponsabilidad del PRI

Nunca he sido priista. Al contrario. El ser priista salvo excepciones, inevitablemente me significa la transa, el autoritarismo, la corrupción. Y además la irresponsabilidad. Una irresponsabilidad compartida por Enrique Peña Nieto como priista antes de su llegada al poder. Durante más de diez años, fui de aquellos entendidos sobre la relevancia y urgencia de las llamadas entonces reformas estructurales. Incluso llegué a pensar sobre la necesidad de modificar la Constitución para irnos a un esquema semipresidencial o semiparlamentario. Si no se pudo, pues de algo podían servir las candidaturas independientes, la consulta, la reelección de alcaldes y legisladores y la iniciativa ciudadana, impulsadas por el colectivo #ReformapolíticaYA.

Toda decisión inteligente abonaba. El país llevaba años paralizado. Toda la llamada sociedad civil estaba desesperada. Sin reformas estábamos condenados a nunca llegar a ver a México como un país de primer mundo a mediano y largo plazo, con todas las posibilidades de meterse dentro de las primeras 7 economías mundiales, sin pobreza extrema y una clase media pujante. Ya desde entonces teníamos todo para hacerlo, salvo responsabilidad política. ¿Cómo irían a gobernar los priistas de llegar al poder sin reformas fundamentales? ¿La oposición sería tan ruin como el PRI, colocando sus intereses políticos antes del país? Pues llegaron en 2012 y junto con el PAN y el PRD las hicieron. Un milagro. Pero más de diez años tarde...

Más de diez años. Parecería poco pero es mucho. Insisto, llegaron después y es responsabilidad del PRI. De López Obrador ni hablemos. Con él nunca se ha contado para bién y ha sido y es el menos interesado en que el país progrese.  Siempre estuvo en contra de su avance y ahora lo está demostrando. La cancelación del NAIM en Texcoco lo pinta tal cual es. Antimoderno y reaccionario. Decíamos, las reformas estructurales gracias al PRI, incluyendo a Peña se atrasaron. Y con ello sus resultados. Si bien han habido algunos son pocos en comparación. Si las hubiéramos echado a andar hace más de 18 años, sus efectos ya los estaríamos viendo de forma rutinaria, nítida y contundente. De haber sido aprobadas desde antes, quizá no hubiera ganado jamás el corruptísimo peñanietismo, pero seguro el presidente López ni hubiera pintado en la pasada elección.

Es cierto. La popularidad del mal llamado “neoliberalismo” está con la ayuda magistral de AMLO en la lona. Porque fueron tres sexenios los que quisieron ser realmente modernos, pero no pudieron. El de Fox y Calderón porque López Obrador y el PRI, no permitieron las reformas ya urgentes desde incluso el sexenio de Ernesto Zedillo. Tan fue así que por ejemplo, Felipe Calderón se vio obligado a gobernar con la izquierda: ahí están las estancias infantiles, ahora vetadas y llamadas neoliberales por AMLO, cuando son de creación clásica de izquierdas. Con Peña las reformas “neoliberales” llegaron tarde y con un gobierno empapado de corrupción. Es más, en todas las mediciones sobre índices de libertad económica a México si bien le va, aparece a media tabla.

Nunca hemos sido un país “neoliberal”. Ahora menos. Vamos para atrás. ¿Cuantos años más vamos a perder? Ya van más de 18 (algo de Zedillo, Fox, Calderón, Peña, lo que va de López). Finalmente lo bueno del gobierno de Peña, -las reformas-, ni mal arrancaron cuando ya están siendo demolidas. 

sergio@aguirre-consultores.com.mx / @seraguirre)

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