De un amplio entramado de manufacturas reales instauradas por los borbones a lo largo del siglo XVIII, tanto en la península como en los reinos americanos, quedan hoy en día en España dos Reales Fábricas: la de Tapices en Madrid y la de la Granja de San Ildefonso, de vidrio y cristal. Y a punto estuvo en los años recientes de desaparecer la primera por razones económicas (en 2015 tenía una deuda de 6.5 millones de euros e ingresos de menos de 200 000), hasta que llegó a salvarla un plan bien orquestado por las instituciones que conforman su patronato: el Ministerio de Cultura, la Comunidad Autonómica de Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad. El salvamento de la Fábrica lo encabezó su actual director, Alejandro Klecker, quien dice que «tras revisar la situación y las cuentas, hicimos un diagnóstico y vi que era viable. Había que reestructurar la deuda, renegociar con proveedores, con acreedores, con clientes, remangarse la camisa durante un año durísimo y animar a los trabajadores que iban a estar diez meses sin cobrar sus sueldos. Tuvimos una serie de actuaciones en tres áreas diferentes, que son las que han llevado a encarrilar de nuevo la Real Fábrica, pero sin bajar la guardia, y parece que está resultando».*La Real Fábrica de Tapices muestra ya números negros, mantiene a sus más de sesenta artistas-artesanos que conservan las antiguas técnicas y ha recibido encargos importantes de España y del extranjero, además de colaborar con diseñadores famosos y contar con una nueva unidad de restauración textil, importantísima para los museos y las colecciones privadas. La Real Fábrica, que en 2006 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene y expone una gran colección de tapices, alfombras y cartones (muchos de Goya, por ejemplo), y también su antiguo y enorme edificio, que data de 1720, alberga ahora una serie de oficinas de distintos giros y se alquilan partes de él para celebraciones y actos culturales.Felipe V trajo de Francia la política de Colbert de las manufacturas reales, que no sólo fabricaban (y fabrican todavía) artículos de lujo como alfombras, telas finas, porcelana y cristal, sino también armas de artillería, herrajes, azulejos y hasta pólvora y tabaco (de estos dos últimos productos hubo Reales Fábricas en México). Esas instituciones fueron un reflejo de las ideas de la Ilustración, que buscaba modernizar la industria y el comercio fuera del marco tradicional de las organizaciones gremiales. El Estado se convertía en el principal promotor del progreso industrial y protegía las manufacturas nacionales de la competencia foránea y de los monopolios otorgándoles numerosos privilegios. Para revertir la dependencia de las importaciones, los ministros de Felipe V (Orry, Alberoni, Patiño, Campillo) implantaron una política para aumentar el ingreso del Estado, pero también crear prestigio y lograr el autoabastecimiento en ciertos productos tanto suntuarios como estratégicos.Ojalá en México se reaccionara de igual manera que en la Real Fábrica de Tapices para rescatar, proteger y consolidar tantas artesanías y manufacturas que están en riesgo de perderse o ya han desaparecido.*http://www.abc.es/espana/madrid/abci-real-fabrica-tapices-nueva-imagen-para-vieja-dama-201805060058_noticia.html
