Jueves, 25 de Abril 2024

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La Bella, la Bestia y los monstruos de Guillermo

Por: Martín Casillas de Alba

La Bella, la Bestia y los monstruos de Guillermo

La Bella, la Bestia y los monstruos de Guillermo

“Lo hermoso es feo y lo feo es hermoso” (fair is foul, and foul is fair), clamaban las brujas en aquelarre antes que apareciera Macbeth para augurarle que sería Señor de Cawdor y rey de Escocia. Lo que él deseaba era algo hermoso, pero resultó, como muchas cosas en la vida, que lo que creemos que es hermoso, resulta feo, pues este que era el héroe de la batalla, se convierte en regicida y en tirano.

Lo feo de la Bestia es lo hermoso en el cuento de hadas de Madame Leprince de Beaumont (1711-1780), en donde la Bella es la menor de tres hermanas, envidiada no tanto por ser la más bonita, sino porque creían que era una tonta que se la pasaba tocando el piano y leyendo libros. La Bella y la Bestia es un cuento que ha cautivado la imaginación desde hace varios siglos: la Bestia, que se supone es ‘lo feo’, resulta ser ‘lo hermoso’, como los monstruos que ha creado Guillermo del Toro y que ahora los podemos ver en el Centro Santander de Artes Escénicas en Guadalajara en donde, tal parece, habrá visitas guiadas por el cineasta tapatío, el monstruo del Toro del cine de nuestro tiempo.

Hace años jugué golf con el padre de Guillermo -a quien le dábamos la espalda cuando hacía su swing para no ver su contrahecho estilo-, quien nos contaba, caminando por el fairway, anécdotas de la vida de su hijo cuando era pequeño y no quería ir a la escuela porque prefería encerrarse en su cuarto para ver sus cómics de monstruos, esos que hacían y deshacían ciudades, palacios y gente que iba por las calles y que Guillermo disfrutaba tanto -lo podemos imaginar sonriendo, mientras iba gestando, desde entonces, algunos de sus monstruos.

En el cuento de Leprince de Beaumont, Bella no tuvo miedo de relacionarse con la Bestia, que resultó un ser amable en donde lo feo que resulta hermoso, tal como lo pudo comprobar desde la noche que cenó con él y vio cómo se comportaba con ella.

Del Toro comenzó a filmar desde que era estudiante en el Instituto de Ciencias de Guadalajara y nos dicen que se pasó 10 años estudiando diseño de maquillaje hasta formar su empresa, antes de ser productor de su primera película cuando tenía 21 años.

Algunos de los monstruos de Guillermo, como el fauno en El laberinto, es parecido a la Bestia del cuento de hadas pues, en la película de del Toro el niño protagonista al principio le tiene miedo, pero luego se da una relación que resulta, a fin de cuentas, su protector. Tal vez, así se sentía del Toro de niño o así lo había soñado: que sus monstruos resultaran los buenos de la película, como Guillermo los imaginó desde niño clamando como las brujas que ‘lo feo es hermoso’, tal como resultaron sus monstruos, todo lo contrario de lo que uno espera de ellos.

Lo que dicen las brujas y lo que reconocemos del cuento de hadas, tiene que ver con La forma del agua, en donde la Bella es una joven empleada de la limpieza que trabaja en un laboratorio de alta seguridad, donde establece contacto con ‘eso’ (lo feo) encerrado en un tanque de agua con quien logra enamorarse (lo hermoso), a pesar de ser una criatura humano-anfibia capturada y maltratada por un sádico vigilante que resulta ser el verdadero monstruo. El final nos resulta ambiguo, pues la pareja se escapa y no sabemos si ella podrá sobrevivir bajo el agua.

Al final del cuento de hadas, la Bestia resulta que estaba bajo el hechizo de una bruja, hechizo que la Bella deshace para que se convierta en un príncipe azul que se casa con la humilde Bella.

Los finales en las historias de del Toro son diferentes, como lo señalamos, más ambiguos, donde ‘lo hermoso es feo y lo feo es hermoso.’

(malba99@yahoo.com)

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