Viernes, 26 de Abril 2024

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Hammerin, gigante de ébano que superó al “Bambino”

Por: Salvador Cosío Gaona

Hammerin, gigante de ébano que superó al “Bambino”

Hammerin, gigante de ébano que superó al “Bambino”

El pasado 22 de enero, el mundo perdió a Hank Aaron, uno de los más grandes jugadores de beisbol de todos los tiempos y uno de los atletas más prolíficos de Estados Unidos de América.

Aaron, también conocido como  “Hammerin”, no fue menos influyente que Jackie Robinson, -quien rompió la barrera del color de las Grandes Ligas como el primer jugador negro-, ni que Frank Robinson, el primer entrenador negro del juego. Aaron, fue conocido como el ex rey de los jonrones del beisbol, miembro del Salón de la Fama de la primera boleta y uno de los mejores toleteros que jamás haya llegado al plato.

Para un jugador definido por su grandeza, es difícil elegir un momento que se destaque por encima de todos como el más icónico, pero para Aaron se recuerda un día sumamente especial: aquel en que produjo una carrera histórica.

A Aaron sólo le tomó cinco días en la temporada de 1974 de las Grandes Ligas para remarcar su nombre en la  historia del Rey de los deportes.

Después de un largo descanso en el que experimentó miles de amenazas de muerte y un odio vil por parte de fanáticos racistas y aficionados que se negaban a permitir que un pelotero negro batiera el récord de bambinazos que ostentaba el mítico Babe Ruth, llegó ese inolvidable día.

A pesar que le llevó  20 temporadas acumular 714 cuadrangulares, aquel 8 de abril, Aaron logró su vuelacercas número 715 para destrozar así la marca de Ruth fijada casi 40 años antes.

La hazaña ocurrió durante su cuarto juego de esa campaña enfundado en la franela de Atlanta enfrentando a Dodgers de Los Ángeles.

Tras haber negociado pasaporte a la inicial en su primer turno al bate, Aaron se enfrentó a Al Downing con un corredor en base y ningún out de la parte baja de la cuarta entrada y habiendo conectado el histórico palo de vuelta entera una multitud récord de 53,775 fanáticos, -que incluía a Estella su Señora Madre, al en esa época Gobernador de Giorgia y después  presidente Jimmy Carter y al icónico artista Sammy Davis Jr. -, se le entregó en tremenda ovación de pie en el estadio del condado de Atlanta-Fulton para acompañar a Aaron en su carrera a la gloria.

Después de recibir  el primer lanzamiento de Downing casi surcando la tierra, lanzó a lo más profundo el siguiente tiro empujándolo hasta los 385 pies, aterrizando en el bulpén detrás de la cerca del jardín izquierdo.

Generalmente toma menos de 5 segundos desde el golpe del madero con la bola hasta que la esférica traspasa la cerca, pero ese gran toletazo fue en el imaginario como el lapso de toda una vida en luminiscencia; esa explosión, que empató el juego a tres por bando, marcó el número 715 a ese palazo de cuatro esquinas, rompiendo el reinado de 53 años del mítico ‘Bambino de Oro’ Babe Ruth como campeón de vuelacercas del béisbol.

Mientras Aaron doblaba la segunda base y se dirigía a la tercera, dos fanáticos de 17 años salieron de las gradas para felicitarlo mientras cruzaba la base. Aunque inicialmente alarmados por los fanáticos que llegaban a su lado, quedó claro que todos los que presenciaron el triunfo personal de Aaron celebraron como si sus propios sueños más grandes se hubieran hecho realidad. Este emotivo encuentro creó una imagen icónica de uno de los momentos históricos del béisbol.

El 22 de enero, a sus 86 años de edad, Hank Aaron se fue mientras dormía; trascendió a un sueño eterno, como el recuerdo que ha dejado un hombre cuyo coraje y perseverancia igualaron sus impresionantes logros.

bambinazos61@gmail.com

@salvadorcosio1

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