Lunes, 29 de Abril 2024

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Gobierno bananero; Presidente dictador y miserable

Por: Salvador Cosío Gaona

Gobierno bananero; Presidente dictador y miserable

Gobierno bananero; Presidente dictador y miserable

Entre otras cosas, la tragedia ocurrida en Acapulco, Guerrero, nos deja cuatro grandes asuntos que muestran de pies a cabeza el Gobierno bananero, corrupto y dictatorial que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Me refiero a la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden); la negligencia criminal al no informar con oportunidad a la población de la amenaza que acechaba; el montaje del propio Presidente para desviar la atención de su indolencia; y la arbitrariedad y autoritarismo al impedir que el apoyo ciudadano llegue directamente a los afectados con un evidente y perverso fin clientelista y electoral para que sea Morena y su Gobierno quienes se lleven la estrellita en la frente, y los votos, por supuesto.

Fonden

Así como en su momento la pandemia por COVID-19 le restregó en la cara al Presidente López Obrador los graves errores que cometió en materia de salud al desaparecer el Seguro Popular y cancelar contratos con farmacéuticas generando un enorme desabasto de medicamentos y la muerte de casi un millón de personas a causa de su fallida estrategia para contener la pandemia; es en estos momentos aciagos para la población de Acapulco, que el devastador huracán “Otis” ha exhibido el rosario de corruptelas, desvíos, robos, opacidad, nuevamente destrucción y, lamentablemente muerte, que ha conllevado la arbitraria decisión del actual régimen de desaparecer fideicomisos a diestra y siniestra, incluido el del Fonden que cumplía una función específica ante esta clase de desastres provenientes de la naturaleza.

“Otis” tocó tierra en Guerrero durante la noche del martes afectando en forma grave al puerto de Acapulco, ocasionando serias afectaciones al municipio y dejándolo incomunicado desde aquel momento en que desató su furia y golpeó con inmensa fuerza.
Cabe recordar que, ante las emergencias y desastres naturales, el Gobierno de México contaba hasta julio de 2021 con el Fondo de Desastres Naturales, que fue creado en 1999 pero que en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó a su fin.

El Fonden fue durante varios años un instrumento financiero, dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, del que salían los recursos para enfrentar emergencias que no se podían presupuestar porque eran consecuencia de los efectos de la naturaleza.
Sin embargo, sin pruebas, como es su costumbre, AMLO argumentó corrupción en su manejo y lo desapareció oficialmente el 21 de julio de 2021, luego que la Secretaría de Hacienda (SHCP) publicó dicho acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

En octubre de ese año, con el aval de legisladores principalmente de Morena, el Congreso de la Unión avaló la desaparición del Fonden, el cual en ese entonces, contaba con un saldo de seis mil 861 millones de pesos.

Negligencia criminal

A pesar de que los defensores de oficio de este Gobierno han pretendido imponer la idea de que casi como por arte de magia el huracán “Otis” pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5 -considerado el más mortífero por la violencia con que azota cuando toca tierra y los daños que provoca-, la realidad es que no hay manera de ocultar la verdad de los hechos justo porque el National Weather Center de Estados Unidos alertó al respecto casi 24 horas antes, es decir, a las 3:01 horas del martes 24 de octubre.

Quedó al descubierto que el Presidente López Obrador fue negligente e indolente al no avisar a los habitantes de Acapulco sobre el peligro que acechaba a la bahía. López no movió un sólo dedo para girar instrucciones a los cuerpos de seguridad, protección civil, a militares, marinos y demás organizaciones a su cargo para emplear los debidos protocolos en las circunstancias que se presentaban y menos lo hizo para proporcionar protección a los ciudadanos. Corrijo, sí movió un dedo, y lo hizo para escribir un mensaje en la red social X, a través del cual anunció ya de noche el mismo martes (20:45 horas) seguramente desde la comodidad de su cama en una habitación de Palacio Nacional, que el huracán estaba por golpear. El resultado es decenas de muertos, miles de damnificados y daños materiales incuantificables. Todo ello  adjudicable a la negligencia criminal del Gobierno federal.

El show

Lo más patético de todo este asunto corrió a cargo del mismo mandatario tabasqueño, quien una vez más intentó y logró robarse la atención de los medios -más aún de los que reciben dineros de su Gobierno-. AMLO decidió trasladarse por carretera al lugar siniestrado aún cuando ya todos los medios informativos habían dado cuenta del deplorable estado de las carreteras. Y aquí me niego a relatar el montaje que armó hasta finalmente llegar al puerto porque su farsa no merece concederle mayor atención. El asunto es que, su presencia en Acapulco no provocó diferencia alguna en cuanto a si hubiese permanecido en Palacio Nacional, aunque en ninguno de los dos sitios su intervención fue fundamental simple y sencillamente porque el sujeto dista mucho de ser un estadista y de hecho, ya no lo fue.

Arbitrariedad y autoritarismo

Si no fuese porque los mexicanos prácticamente hemos perdido la capacidad de sorpresa en este sexenio, diría que es surrealista la instrucción girada por el Presidente en el sentido de impedir que la ayuda ciudadana llegue a los damnificados de manera directa.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que la repartición de despensas y alimentos de las autoridades para todos los damnificados que dejó “Otis”, se realizará únicamente a través de las Fuerzas Armadas.

Según el Mandatario, con esta acción se evitará que “se aproveche de la necesidad de la gente”. En pocas palabras, nadie, sólo él podrá sacar raja política de la tragedia.

Por si no fuese suficiente, en su conferencia mañanera dio a conocer un mensaje que grabó en Acapulco, en el que anunció las acciones a seguir por su Gobierno.

“Vamos a comenzar a abastecer de alimentos, despensas; pero vamos a procurar que haya alimentos calientes, no sólo la despensa. Y también decirles que la distribución de las despensas -porque ya tenemos experiencia lamentablemente en estos casos- queremos que la distribución de las despensas las haga la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina, no las autoridades civiles ni del Gobierno federal, ni del Gobierno estatal, ni del Gobierno municipal y mucho menos organizaciones sociales llamadas no gubernamentales o de la sociedad civil, para que nadie se aproveche de la necesidad de la gente. En forma directa se va a atender a todo el pueblo, a todos los damnificados de Acapulco.”, dijo.

El mensaje será replicado a través de perifoneo por todo el puerto, seguramente para que no quede duda de que es él y sólo él, el único que les está brindando la ayuda. Vaya, con este perverso y miserable sujeto.

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