Mientras que el exilio es el distanciamiento del lugar de origen motivado por diferentes causas, una de ellas políticas, el éxodo es aquella marcha que emprenden comunidades en busca de mejores sitios donde vivir. Ambos fenómenos tienen un común denominador: distanciarse de su lugar de origen y en consecuencia dejar atrás cada cultura adquirida; hay éxodos que terminan en exilios para siempre y algunos otros temporales. Cualquier causa que haya dado lugar al éxodo y cualquier motivo que genere un exilio causa en el ánimo emocional, afectivo y cultural de la persona un daño que cómodamente se le llama “nostalgia” y sí, pareciere decirse correctamente “daño” porque el proceso formativo de cada persona se encuentra íntimamente ligado a las costumbres y culturas de origen: un español exiliado en México nunca dejará de extrañar un buen trozo de jamón ibérico, un mexicano en Alemania extrañará un buen pozole; pero todo fuera como la nostalgia por la comida, no, aún hay más, bien lo dice el maestro hispano -mexicano- nunca mejor usado el término que con J. Gaos: “el deseo de compañía es muchas veces el deseo de vivir en compañía las cosas de la vida”.Se conocen casos de personas que por motivos de salud deciden “exiliarse temporalmente”. En algunas ocasiones, según la gravedad del caso deben estar largas temporadas fuera del terruño, la pregunta que se le plantea a los médicos es siempre la misma: ¿Cuándo podré regresar a mi país? O bien cuando el diagnóstico sentencia la no curación, lo primero que pide la persona es morir en su país, hablamos de un caso muy “sui generis” de nostalgia.La vida en el exilio puede presentarse en toda su riqueza y aun así aquel sentimiento de añoranza permanece asilado en el corazón de la persona, extraño y admirable ese ADN de la nostalgia que se convierte en una voz interior que la mismo tiempo que anima entristece, quizás la explicación sea que el alejamiento provoca un desgarramiento profundo en el alma que enturbia y vuelve ilegibles los verdaderos sentimientos del exiliado, algo parecido a ser sumergido en un limbo indefinible.En cuanto al Éxodo, fenómeno tan antiguo como la vida del planeta tierra, es problema, ahora mismo, bastante serio y de terribles consecuencias, humanitarias principalmente. Aquí, a la vuelta de la esquina, está el caso venezolano, caso que ha merecido el repudio de todos los países, incomprensiblemente menos México quien ha eludido con desinterés la tragedia del pueblo venezolano.Atrás de cada fenómeno de éxodo, está el sistema político que rige en el país en cuestión, y es que la política en esos países es vista como instrumento de poder y de enriquecimiento, tiranías se les llama, es entonces cuando el ciudadano inicia con un sentimiento de disgusto que pronto se convierte en humillación y la humillación sí que tiene límites, aquellos que incluso provocan una especie de frío que interrumpe la respiración, la solución irremisiblemente es huir.Del fenómeno del éxodo y sus consecuencias, personales y grupales han dado cuenta: La Biblia, La Torá, Platón, Cicerón, San Agustín, Shakespeare, Dante, Racine, Montaigne, Thomas Man y otros más y todos. La historia también consigna éxodos que fueron exterminados completamente; sí eran tiempos de guerra pero las personas exterminadas seguían siendo personas, tal como los tres millones de venezolanos que ahora mismo viven en el exilio; einsatzgruppen se denominaban las fuerzas alemanas de exterminio, algo cercano, muy cercano a la masacre. ¿Será que el mundo camina al exterminio?
