En este día sacrosanto, en que si los gobiernos y la posverdad no han cambiado, las reglas dicen que toca comer tamales, que a mí me encantan, menos los tamales de chipilín, que nunca los he probado, pero seguro me gustarán.Festejada, como toca, la candelaria, paso a comentar entre con horror, hasta con regocijo, las noticias que las redes quieren que creamos y, dado que he desarrollado un extraordinario don de profetizar, al grado que me voy a dejar las barbas y usar una túnica morada y salir con un paso medio jijo, mostrando el futuro y fíjense la fecha en que anuncio esto, que seguro sucederá cuando sean las elecciones y el pueblo bueno elija ministros de la Corte y otros cargos judiciales.De miles de solicitantes que la tómbola habrá seleccionado a la Corte, serán electas la ministra Yazmín (en original, no en copia), la ministra Lenia Batres, la ministra Loretta Ortiz y la hija de Olga Sánchez Cordero, que mi bola de cristal no me dijo cómo se llama, pero vean cuándo lo estoy prediciendo y conste que no tengo la menor duda que este es el procedimiento más limpio de que la historia tenga memoria, y pongo de testigo de ello al alma de la abuela de Trinidacita, que en mi familia hace aparecer las cosas perdidas.No le pueden salir mal las cosas a la presidenta más popular que haya existido en este y otros planetas, y que podemos ver a diario en los medios (porque no nos invitan a las mañaneras), y que luce cada vez mejor con un sorprendente guardarropa, que no por barato (porque ella es modesta) deja de ser emotivo y que le va tan bien que hasta el pelo le creció; pero no sé si se lo dejó crecer por su gusto, por recomendación de asesores o simplemente porque así le gusta a Dulces nombres y quiso complacerlo.Pero nuestra amadísima presidenta, con gran categoría e inteligencia, al barbaján presidente de los gabachos, que anda desatado haciendo barrabasadas y lo ha capoteado con mucho estilo, tanto que ya no nos importa que nos devuelvan a todos nuestros paisas, que salvo que sea por pobreza o necesidad no entendemos ni ella ni yo qué andan haciendo allá, si acá está todo tan bien y si es por las remesas, nosotros decimos que les van a hacer más falta a ellos, ya que si hay algo que nos sobra es dinero y aquí se les darán sus dos mil machacantes por choya y, salvo que sean muy fifís, podrán pasearse en nuestros aviones de Mexicana o en nuestros trenes de pasajeros (que como no me he subido, no sé si cobran o son gratis).Para cuando esto se publique, ya sabremos si el bárbaro del Norte nos aplicó o no aranceles, pero aquí tenemos con qué quererlos; lo único es que a mí no me gusta Moctezuma de embajador y yo mandaría a alguien con facultades natas como Noroña, pero no sé si lo están guardando para la próxima presidencia.