Falta una semana, sí: la elección judicial es el domingo. Y tú comienzas a ver encabezados cada vez más angustiantes y muy distintos a los de otras elecciones.Ahora nadie debate “por quién votar” sino por qué Sí o por qué No votar. Vaya contradicción. ¿No era el voto “la fiesta de la democracia”? ¿Qué celebración cívica es esta?Lo que importa, te dicen, no es por quién votar, sino para qué y por qué. Es imposible sufragar, te dicen, con más de tres mil 400 candidatos repartidos en seis boletas para elegir 881 cargos.Cierto, ¿alguien puede surcar ese mar de nombres y números sin naufragar?Los pronósticos más optimistas hablan de que saldrá a votar el 15% del electorado. Los más catastróficos dicen que si acaso llegará al 5%. No importa el porcentaje. Si sufraga el 1% o el 100%, la elección será válida, ¿lo sabías?Ya todo se decidió, te dicen, hay narcocandidatos, te advierten –como si no los hubiera habido en 2024 y en 2021 y en 2018 y así–; y te sentencian: ten cuidado, si participas sólo legitimas una farsa, la gran carpa circense del morenismo que se embolsará el último Poder de la Unión.Entre el barullo, alcanzas a escuchar a algunos voceros –si te apartas de Noroña, los puedes oír mejor–, que te advierten del peligro de renunciar al mandato democrático. El peligro de que unos pocos decidan por unos muchos.Te recuerdan que la idea de renovar al Poder Judicial viene de tiempo atrás con una promesa de campaña y una apuesta por la continuidad de un proyecto de nación. Que la mayoría le expidió en 2024 ese cheque en blanco a Sheinbaum: nomás seis de cada 10 votos (60 millones de razones). También por eso votaste, y ganaste, felicidades; o votaste contra eso, y perdiste, ni modo.¿Cuál es la salida ante este dilema? Meditar y elegir. Con la fuerza cívica del rechazo o la aceptación, pero elegir. Buscar las razones para votar (yo tengo varias) o encontrar los motivos para quedarse en casa (me parece la peor opción). Mañana les doy mis argumentos, pero ustedes decidan.¿O alguien conoce una mejor forma de ponernos de acuerdo? “La democracia –aquí va la célebre frase de Winston Churchill– es el peor sistema de gobierno, con excepción de todos los demás que se han inventado”.