Terminadas ayer las primeras campañas de la historia del país de juzgadores y juzgadoras del Poder Judicial Federal, queda la espera de lo que resultará de las primeras votaciones el próximo domingo 1 de junio para elegir 881 cargos, entre los que desde luego destacan las y los nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y las y los cinco juristas que integrarán el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial.Aquí en Jalisco, los ciudadanos que decidan acudir a votar recibirán seis boletas de diferentes colores para, además de votar por los que integrarán la SCJN y el nuevo Tribunal, lo harán también por 32 magistrados de circuito, 23 jueces de distrito y cinco magistrados electorales. Para votar por los juzgadores del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, habrá que esperar hasta 2027.La búsqueda auténtica de limpiar el Poder Judicial quedó en entredicho desde un principio por la motivación revanchista que siempre estuvo detrás de la reforma que presentó en febrero de 2024 el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, y la lentitud con la que reaccionó la SCJN, presidida por Norma Piña, a la embestida por las reformas de la 4T que detuvo.Esta falta de resistencia hizo que el Ejecutivo Federal avasallara a las y los ministros, hasta doblar a uno de ellos, Alberto Pérez Dayán, y conseguir la controvertida supremacía constitucional, luego de cooptar también a dos senadores opositores que les faltaban para aprobar esta reforma. Al final, el Poder Judicial ni siquiera terminó de proponer a sus aspirantes porque su comité de evaluación renunció, y el Senado terminó haciendo esa lista al azar con el uso de la tómbola.Vinieron luego las prisas e improvisaciones del oficialismo para organizar la elección con un Instituto Nacional Electoral (INE) y un Tribunal Electoral cada vez más sometidos, lo que sin duda degradó un proceso que quedó lejos de garantizar que lleguen las y los mejores como juzgadores del Poder Judicial.En descargo, durante los casi dos meses que duraron las campañas, entrevisté en radio a varias candidatas y candidatos, que vieron en la reforma la primera posibilidad de aspirar a ser juez, magistrado o ministro, que antes nunca tuvieron por no haber tenido una palanca que los metiera a la lógica de las cuotas de partidos políticos o de los cuates por el tráfico de influencias. Todos coincidieron, también, en que haber salido a buscar el apoyo los acercó a una ciudadanía que poco o nada sabía de su trabajo.Lo que habrá que decir también es que difícilmente el limitado trabajo de promoción que les permitió el INE ayudará a que compitan el domingo en igualdad de circunstancias con los que fueron apoyados por las estructuras partidistas, y que los están promoviendo en los ya famosos “acordeones”, reviviendo vicios electorales de clientelismo que ya creíamos superados.
