La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tendrá importantes reuniones este día con motivo de su visita a Canadá. Será recibida por el primer ministro canadiense, Mark Carney; se encontrará con Narendra Modi, primer ministro de India, la democracia más grande del mundo; también tendrá una reunión privada con el canciller federal de Alemania, Friedrich Merz, y será escuchada por el pleno del G-7. Es una agenda de primer nivel… pero no se reunirá con Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.Con los jefes de Estado de Canadá, India y Alemania, la presidenta Sheinbaum abordará temas de carácter económico, principalmente. Seguro anunciará mañana miércoles, cuando regrese, algunos acuerdos o negociaciones en curso. Pero no habrá ninguna novedad sobre el tema que más interesaba: el diálogo con Donald Trump.Desde la semana pasada, la presidenta Sheinbaum acarició, en sus conferencias en Palacio Nacional, la posibilidad del encuentro con Trump.Primero confirmó que sí estaría en la Cumbre del G-7, lo cual fue recibido como una excelente noticia en los círculos político y empresarial. El objetivo, desde ese momento, era concertar una entrevista personal con Trump.Después, manejó en su mañanera, como si fuera un objetivo ideal, agendar el encuentro con el presidente de Estados Unidos, hasta que lo anunció festivamente: iba a encontrarse con Donald Trump y -adelantó- le iba a decir, frente a frente, que los migrantes mexicanos no son delincuentes, sino personas honradas y trabajadoras, que ayudan con las remesas a sus familias en México, pero también apoyan la economía estadounidense con su trabajo y sus impuestos.Ya no será posible. No por el momento. Y si en un futuro cercano se concreta el encuentro Sheinbaum-Trump, probablemente el tema migratorio ya ni siquiera esté en la agenda mediática que guía el discurso de la presidenta de México.¿Qué se pierde al no encontrarse la presidenta Sheinbaum con su homólogo de Estados Unidos?Concretamente: la posibilidad de negociar la aplicación cero de aranceles a los productos mexicanos o, bien, reducirla al máximo; se pierde también la oportunidad de explicarle a Trump que aplicar un impuesto a las remesas es un golpe a México, su principal socio comercial, pero que también daña la economía de los Estados donde radican las principales colonias de mexicanos.Se pierde, igualmente, la ocasión de mostrarle la información del Gobierno mexicano -no la de las agencias estadounidenses- sobre el combate a la delincuencia organizada y el tráfico de fentanilo.Todas las reuniones bilaterales que pueda tener la presidenta son accesorias.En casi todas las circunstancias, no se cancelaría una reunión entre jefes de Estado. Pero con Trump, nada es previsible. Al final, y lo supieron todos en Canadá, el espacio en su agenda tiene muy pocos nombres. Durante su estancia, Trump sólo firmó un acuerdo comercial con el Gobierno británico, el viejo e inamovible socio de Estados Unidos, y dejó la cumbre para atender el aumento de violencia entre Teherán y Tel Aviv, con el propósito de apoyar al Gobierno de Israel.Ahí están los aliados.A la presidenta Claudia Sheinbaum y a su gabinete les toca esperar y seguir picando piedra.jonasn80@gmail.com / @JonasJAL