Domingo, 16 de Junio 2024

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El rey, además de desnudo, está enojado

Por: Augusto Chacón

El rey, además de desnudo, está enojado

El rey, además de desnudo, está enojado

Si los periodistas y los medios de comunicación se mudan a Marte; si todas y todos los críticos de los asuntos públicos que señalan los yerros del gobierno federal súbitamente trasponen el universo conocido; si en un arranque de honestidad cualquiera que se sienta parte de la “mafia del poder” se multiplica por cero; si “los de antes” se concentran en el Zócalo de Ciudad de México y voluntariamente se inmolan en una pira de combustión instantánea; si las académicas y académicos son misteriosamente impelidos a conceder que han investigado materias insustanciales para el pueblo y que han inoculado en sus estudiantes ardor por el neoliberalismo, y se expatrian en un imaginario Ypiranga; si “nuestros adversarios” rescinden su activismo contra el régimen; si la sociedad civil organizada acepta la futilidad de sus indagaciones y se diluye en la nada; si los empresarios, hombres y mujeres, se avienen a contratar personal que no necesitan, nomás para mejorar los indicadores; si estos mismos entregan al Gobierno lo que al terminar el año les quede en bancos; si las abuelitas se resignan a que luego de una vida de trabajo les toca cuidar nietecitos; si las mujeres como por arte de magia callan y se tornan mansas; si el combustóleo se vuelve una de las materias primas apreciadas en el mundo; si los mexicanos se resignan a velas en lugar de focos y a contar cuentos en vez de prender la tele; si el pueblo se da cuenta de que la mejor carrera a seguir es la militar, en ella residen el futuro y el inmarcesible pasado; si los residentes en México reparan en que la Constitución y las leyes complementarias son innecesarias, que basta tener a uno que discierna, temprano cada día, en voz alta y sin apoyos jurídicos, lo bueno de lo malo, y asimismo distinga sin dudar a los bondadosos; si los niños con cáncer y sus madres y padres no se oponen al ineluctable destino; si los españoles del siglo XVI no hubieran existido (y algunos del siglo XXI); si las mamás de los maleantes se deciden a poner orden a chanclazos; si la economía reniega de sus veleidades y crece tanto como el presidente designe; si el Congreso de la Unión y la Suprema Corte de Justicia son tragados por el cráter del Popocatépetl; si el único estrato socioeconómico que permanece es el de los pobres; si todos juegan béisbol; si el INE en vez de organizar elecciones justas, equitativas, etc., es portavoz del presidente, de su noción de la democracia y de la competencia electoral; si el INAI no se mete; si el Banco de México afloja sin remilgos las reservas para apoyar programas sociales; si la inversión extranjera llega por el puro gusto de crear empleos, sin el anhelo de retirar utilidades; si los agricultores venden al costo; si dejamos de contar a los muertos, a los desaparecidos, los feminicidios; si los migrantes optan por llegar a Estados Unidos por mar, sin pisar suelo nacional; si los que envían remesas mandan todo lo que ganan sin quedarse algo para ellos; si ya no se usaran los aviones; si el tipo de cambio se fija en Palacio Nacional; si la gente admite que pretender tener una carrera universitaria o viajar es “aspiracionismo” vil; si el clima del planeta no cambia sin control; si nadie husmea en la vida de sus hijos (los del presidente); si la definición de libertad es la que al mandatario le viene bien, también las de verdad y mentira. En fin.

“Nuestros adversarios”. Un mensaje que se ha vuelto común desde la cúpula presidencial. ESPECIAL

Seamos sensatos, no es excesivo lo que el presidente López Obrador parece exigir cada mañana para gobernar a gusto; el problema es que no advirtió a tiempo de todas estas condiciones. No obstante, reconozcamos en cambio que él ha sido tolerante con muchas de las taras nacionales que heredó; prudente para combatir al crimen organizado, y no sólo: juicioso al señalarlo públicamente, para qué excederse; estoico con el sufrimiento de las víctimas de toda índole, no hay forma de que pierda la compostura o se exalte (cualquier malintencionado diría que no le importan). Cuando por algún asunto manejado inadecuadamente el país pierde centenas de miles de millones de pesos, pura templanza la de él. Es para celebrar su serenidad ante las aberraciones de la alcaldesa de Acapulco, o las de Bartlett, o frente al experimento inhumano que su delfina puso en práctica con la ivermectina, la tragedia de Tlahuelilpan, la de la Línea 12 o al ver la devastación medioambiental que han causado sus grandes obras; es gente de una sola pieza, pues.

Quienes lo criticamos y la gente que no votó por él hemos fallado; no le hemos concedido alguna de sus condiciones, vaya, ni silenciar a Loret de Mola o a Aristegui podemos, por eso es que debe actuar como si no existiéramos y abusar de su poder y tomar medidas drásticas, ilegales, contra individuos informadores que a todas luces son más perniciosos que los asesinos, que los corruptos y los ineptos a los que cobija, que los que violentan mujeres, que los narcos y los que por la fuerza de las armas y el terror son amos de grandes porciones de México y de la gente que en ellas vive.

Llegados a este punto del sexenio tenemos dos opciones: hacerle saber, a como dé lugar, que nada de lo que demanda corresponde con nuestra República, o bien dejar, tal como ahora, que se alce sin contenciones con lo que cree le pertenece, del erario a las instituciones, para sus propios fines, dejando a su paso muertos, heridos y damnificados. Como antes, tal vez, pero al mismo tiempo como nunca: muy peligroso, por el contexto, y de corrosión duradera, por el autoritarismo exacerbado.

agustino20@gmail.com

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