Sábado, 11 de Octubre 2025

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Morena: la guerra fratricida

Por: Diego Petersen

Morena: la guerra fratricida

Morena: la guerra fratricida

El primer homicidio documentado de la historia fue un fratricidio. Caín mató a Abel. No había rifles de asalto, ni redes sociales, así que el arma homicida no fue una AK-47 ni un troll tuitero sino una vulgar quijada de burro (lo cual demuestra, entre otras cosas, que las burradas son anteriores al ser humano). De ahí para acá el fratricidio es un deporte muy practicado, sobre todo cuando se trata de luchas de poder. En la mitología egipcia Seth mató a su hermano Osiris, en la griega Eteocles a Polineses; en la nórdica Hödr a Baldr, en la romana Rómulo a Remo.

El senador Ricardo Monreal dice estar muy preocupado porque ve venir una guerra fratricida en Morena. Y no podía ser de otra manera. Sólo uno de los descendientes políticos de López Obrador será candidato, el resto tendrá que conformarse con migajas de poder. Ninguna de las corcholatas cree realmente que la batalla sea por el clamor popular, todos saben que electores sólo hay uno, y que de lo que se trata este juego es que la mirada benevolente del todopoderoso se pose sobre él y no en los hermanos de partido.

Morena está siendo víctima de la falta de oposición. El discurso de todos unidos contra los conservadores-corruptos-neoliberales que tan bien funciona para polarizar la intención del voto, conmigo o contra mí, tiene como contraparte esta guerra que hoy vemos en el partido gobernante. La oposición es cada día más patética (para que alguien vea a Lily Téllez como posible secretaria de Gobernación es porque se acabaron las luces), lo que provoca que lo que comenzó siendo un round de sombra de Morena terminara en una batalla campal.

La amenaza de la gobernadora golpeadora de Campeche, Layda Sansores, de sacar a la luz conversaciones privadas del senador Monreal no sólo muestra que el espionaje político vive uno de sus momentos de mayor auge (como casi todo lo que el Presidente dice que ya no existe: la corrupción, el nepotismo, el favoritismo, el influyentismo), sino que los morenistas están dispuestos a dejar la vida en la batalla por la sucesión. El mensaje ya no es, como en tiempos del viejo PRI, el que se mueve no sale en la foto, sino el que disienta se lo tragan los bots. 

Lo que cohesiona a Morena es la fuerza del líder, la popularidad del Presidente. ¿Y si se cae? No por otro motivo sino por el simple desgaste del ejercicio del poder, porque los resultados no se dan, porque las medicinas no llegan, porque el país no crece, porque la inflación se traga el aumento del salario, porque la inseguridad no da tregua, entonces la guerra fratricida, que hoy parece tan distante, se actualiza como un escenario posible.

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