Viernes, 26 de Abril 2024

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Fuerzas Armadas: la manzana y el veneno

Por: Diego Petersen

Fuerzas Armadas: la manzana y el veneno

Fuerzas Armadas: la manzana y el veneno

Mientras en la Cámara de Diputados avanzaba en comisiones la propuesta de modificar un transitorio constitucional que permitirá a las Fuerzas Armadas continuar en labores de seguridad unos años más, y a unos días de que le dieran ya el control absoluto de la Guardia Nacional a la Sedena, el general secretario, Luis Cresencio Sandoval, decidió hacer un discurso político.

Lo primero que llama la atención es que ya puso a los militares como parte de los grandes acuerdos nacionales. No es que antes no tuvieran peso, sino que no se consideraban a sí mismos como actores políticos. Siempre se hablaba de los sectores político, económico y social; el general secretario agregó ahora al militar como parte de quienes deben construir la unidad del país. Más delicado aún fue el mensaje para quienes se oponen a que las Fuerzas Armadas participen en tareas que son y deben ser eminentemente civiles. Cito:

“Quienes integramos las instituciones tenemos el compromiso de velar por la unión nacional y debemos discernir de aquellos que con comentarios tendenciosos generados por sus intereses y ambiciones personales, antes que los intereses nacionales, pretenden apartar a las Fuerzas Armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía en las mujeres y hombres que tienen la delicada tarea de servir a su país”. 

No es muy claro el fraseo ni el significado de “discernir de aquellos que…”, pero señalar los abusos y violaciones a derechos humanos que cometen las Fuerzas Armadas en labores de seguridad no es tendencioso ni atenta contra la confianza. Lo que va a destruir la buena imagen del Ejército no son opiniones, bien o mal intencionadas, sino las acciones de soldados que sin estar capacitados para labores de seguridad han sido obligados a realizar esas tareas. No lo digo yo, es lo que dijeron hace seis años el hoy presidente de Morena, Mario Delgado, y el hoy Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, cuando las Fuerzas Armadas pidieron un marco legal que les permitiera actuar en tareas de seguridad.

Si algo se logró hace 70 años con la llegada a la presidencia de Miguel Alemán -el primer presidente civil después de la Revolución- es que los militares dejaran de ser considerados un “sector” de la vida política. Participar en la vida pública, construyendo, administrando y ejerciendo labores propias de civiles implica estar sujetos al escrutinio y a los comentarios. No se puede repicar las campanas y andar en la procesión. Si las Fuerzas Armadas han aceptado la manzana que ha puesto en sus manos el Presidente, obtendrán el fruto, pero también el veneno del poder.

diego.petersen@informador.com.mx

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