Atmosféricas. Cruza el aire la gozosa red de los cantos de los pájaros tempraneros. Es como una vasta partitura que completa el jardín con cada uno de sus renuevos. Por las frondas resbala la luz que entrega la evidencia de la jornada que avanza. Todo va construyendo la estación que tiene ahora el delicado equilibrio de sus componentes múltiples y a la vez unánimes. Por la orilla de la laguna sucede el encuentro de los pájaros de la temporada. Otros más se animan y en la cercanía de la terraza vienen al borde de la pila y, con movimientos precavidos y atentos, beben el agua de la mañana. Por el camino hacia el oriente viejos árboles se saludan, y de otros queda apenas la memoria de follajes esplendorosos. Las voces cantarinas de los niños recuerdan que es ahora, en el predicamento y el riesgo, cuando más esencial resulta preservar sus juegos, sus párvulas conversaciones que van edificando el futuro.Por mientras, una música desconocida y poderosa va formando la clave de todo lo que vendrá, de todo lo que el jardín sabe desde siempre y que con humildad va entregando a quien quiera que se detenga para oír una armonía más alta.jpalomar@informador.com.mx
