Lunes, 18 de Marzo 2024

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Deuda pendiente con el pueblo mexicano

Por: Sergio Oliveira

Deuda pendiente con el pueblo mexicano

Deuda pendiente con el pueblo mexicano

Todo inicio representa esperanza. A veces queremos que nuevas cosas ocurran. Otras de que mejores tiempos regresen. 2019 comenzó para los mexicanos con el deseo de que el nuevo Gobierno hiciera cosas que nunca antes se habían hecho, corrigiendo errores históricos y mejorando la vida de los habitantes de este hermoso país. En el tema de los automóviles 2019 inició de hecho mejor que antes, porque una deuda histórica con el pueblo comenzó a ser pagada: la exigencia de vender vehículos más seguros al mercado nacional. Fue una decisión de gobiernos anteriores, hay que reconocerlo, pero gracias a ella cualquier vehículo de nueva introducción al mercado ya debe tener al menos doble bolsa de aire frontal y frenos con sistema antibloqueo, el conocido ABS, por sus siglas en inglés. Esto hace con que, por ejemplo, el Mitsubishi Mirage G4 en su versión básica ya cuente con ese equipo mínimo indispensable para la seguridad, cuando su gemelo vendido por FCA, el Attitude, pueda seguir a la venta sin ese equipo (en su versión básica) que solo pasará a ser obligatorio a partir de 2020. El nuevo Gobierno, sin embargo, puede hacer mucho más.

Tradicionalmente la relación entre el Gobierno mexicano y los fabricantes de automóviles se ha inclinado en favor de estos últimos. Como protagonistas de la industria manufacturera más importante en México y la mayor generadora de inversiones extranjeras en las décadas recientes, las productoras de automóviles encuentran en México el paraíso. Tienen mano de obra barata, tradicionalmente dócil, sin mayores problemas con huelgas y sindicatos —con la excepción de Puebla— , de buena calidad, con muchas universidades formando los ingenieros necesarios para mantener a flote grandes y jugosas líneas de producción, esa industria ha logrado doblar a las autoridades de manera constante a lo largo de los años. Cualquier pequeña amenaza de quitar inversiones y llevarlas a otro lado ha sido suficiente para que las autoridades les digan que sí a todo, temerosas de herir una inmensa generadora de empleos, es decir, de votos.

La oportunidad

También en esta industria, responsable por más de 17% del Producto Interno Bruto manufacturero y 3% del PIB global mexicano, este nuevo momento debería abrir una esperanza, la de que la autoridad entienda que todo lo que necesita el pueblo bueno de México —para usar su propia expresión— es más seguridad.

Esa mayor seguridad viene de la mano de una mayor exigencia hacia los fabricantes de automóviles. Primero, al imponer requisitos mínimos más estrictos que dos bolsas de aire y frenos ABS. No queremos compararnos a Estados Unidos, de cuyo poder económico aún estamos muy lejanos, pero al menos hacer lo que harán Argentina y Brasil a partir de 2020 y transformar en obligatorio el uso de sistema de anclaje de sillas de niños; cinturones de tres puntos y cabeceras centrales traseras; barras de protección lateral en vehículos de nueva introducción al mercado; al menos bolsas de aire laterales y control electrónico de estabilidad (ESP, por sus siglas en inglés) en todos los vehículos nuevos vendidos. Con la siempre creciente moda de las camionetas, el ESP pasa a ser aún más importante debido a la inestabilidad producida por su mayor altura.

No es solo en los autos. Porque el transporte colectivo es una forma mucho más sensata e inteligente de llevar a las personas de casa al trabajo y viceversa, pero necesita ser más seguro también. Primero al imponer que las camionetas de transporte de pasajeros cuenten con el mismo sistema de seguridad de los autos. Segundo y tal vez aún más importante, que los autobuses, trenes y metros de todo el país, sean seguros desde otro punto de vista: que no haya asaltos, secuestros, robos, violaciones. Al menos no en los números elevados que hoy en día tenemos. Esto además iría a incentivar su uso, mejorando el tráfico y la contaminación.

Claro que esos no fueron problemas creados por el actual Gobierno, pero como cualquier autoridad en turno, es su responsabilidad encontrar soluciones. También es nuestra responsabilidad, algunos como medios de comunicación y otros como clientes, exigir mejores y más seguras formas de transportarse, que no termina en poner más equipo visible de seguridad, también —en el caso de la autoridad— de verificar que en la hora de construir los autos, no se eliminen equipos que sí están presentes en autos que serán exportados, como barras de protección laterales o estructura que fortalecen los pilares que sostienen el parabrisas, por ejemplo.

Sería un magnífico cambio si a partir de ahora, en lugar de proteger sus propios votos, la autoridad hiciera lo opuesto que hicieron sus antecesores y se decidiera a proteger la vida de la población.

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