Jueves, 28 de Marzo 2024

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Costo de la democracia

Por: Luis Jorge Cárdenas Díaz

Costo de la democracia

Costo de la democracia

¿Qué entendemos por democracia? La palabra democracia ha perdido su verdadera acepción y se ha circunscrito en México al pluripartidismo y la representación cameral plurinominal; cuando en su más amplio sentido, democracia es un concepto filosófico, una actitud referida tanto a lo político como a lo económico y lo social. Etimológicamente sería un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Desde este punto de vista, tenemos un Gobierno electo democráticamente.

Ahora vamos a ver si se comporta y ejerce el Gobierno en forma democrática. En este primer mes de Gobierno tenemos casos de democracia como los ajustes al presupuesto de 2019 en partidas para universidades y consulados y tenemos casos de autocracia como el aeropuerto de Texcoco y los super delegados.

Recordemos a John Womack (Zapata y la Revolución Mexicana. Siglo XXI/1969: “la democracia no produce por si sola una forma decente de vivir. Son las formas decentes de vivir las que producen la democracia” y aquí no las tenemos entre tanta desigualdad y tanto privilegio de que gozan gobernantes y empresarios allegados.

Es indispensable que se ejerza la democracia sin trucos ni consultas amañadas, urge desincentivar la proliferación de partiditos y la mejor manera sería: aumentar el porcentaje de representatividad nacional al cinco por ciento de la votación; reducir los sueldos a los diputados y senadores y eliminar a los candidatos plurinominales. Esto no lo puede hacer por sí solo el Ejecutivo, pero puede auxiliarse de la representación mayoritaria que tiene en el Congreso.

Urge reducir el presupuesto a los partidos políticos, que ahora se les asignan más de cinco mil millones de pesos. Esa partida no se tocó porque los ganadores son los de Morena por ser el partido mayoritario.

Así podríamos entender la democracia no como el botín electoral repartido entre muchos, si no como un valor ético del ser humano, como individuo con libertad política de actuar, con igualdad de oportunidades económicas para vivir mejor y con sus necesidades básicas cubiertas: educación, alimentación, vivienda, trabajo y vestido.

Para fortalecer la democracia podría establecerse la posibilidad de revocación del mandato a los presidentes municipales cada dos años, extendiendo su período a seis años para ganar tiempo y dinero en campañas electorales y al Presidente de la República y gobernadores cada tres años.

¿Queríamos democracia? Sí, pero nunca pensamos a qué costo y cuantas atrocidades se cometerían en su nombre. Pero en fin, mal que bien ya la tenemos, con todos sus errores, defectos  e imperfecciones. Después de todo, nada ni nadie es perfecto, pero, ahora, ya es tiempo de rectificar; de corregir errores, de frenar abusos, de cambiar las reglas del juego.

Del establecimiento de prohibiciones y leyes para controlar a los funcionarios puede deducirse lo que hacen normalmente. Entre más leyes haya regulando la función pública quiere decir que peores son los gobernantes. Con mejores hombres en el poder se necesitarían menos leyes. Por estas razones es necesario que entendamos que debe modificarse nuestro sistema democrático para alcanzar las metas de una auténtica reactivación económica con equilibrio entre las fuerzas de producción y del capital.

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