Pienso que un porcentaje muy alto de la solución de un problema, reto, o contingencia reside en una conducta responsable.Soy un hombre optimista.Se ha cantado tantas veces el fin de la humanidad. Se han escrito tantas profecías, predicciones y revelaciones sobre el final de los tiempos; hay incluso un género literario apocalíptico. El primero, el Poema de Gilgamés sobre el Diluvio, escrito hace más de tres mil años. La Biblia, El Corán y los textos sagrados de las diferentes culturas, entre nosotros el Popol Vuh, hacen referencia a grandes desastres, epidemias, pandemias y castigos para las malas conductas de quienes deben obediencia y reverencia a los Dioses.Desde el origen del cine hasta nuestros días se han filmado incontables películas sobre el Apocalipsis. La lucha entre el bien y el mal, y finalmente Armagedón, la batalla y el juicio final.Se ha enterrado innumerables veces a la raza humana. Y aquí estamos. Viviendo una época inédita, sí, llena de riesgos y temores, de incertidumbre, desigualdad e injusticia, pero también llena de expectativas que mueven la esperanza.Se trata, sí, de entender la realidad y enfrentar los acontecimientos con toda responsabilidad, más aún en nuestro caso que hemos tenido tiempo suficiente para prevenir y prepararnos. Lo que está sucediendo en otros países nos advierte sobre la seriedad del coronavirus. Ello nos obliga a hacer todo aquello que cada uno debe por vivir en sociedad: los ciudadanos evitando el contagio, las autoridades conduciendo con profesionalismo las políticas públicas para garantizar la salud del pueblo, los medios de comunicación orientándonos, empleadores y trabajadores actuando solidariamente.Es evidente que nos encontramos en medio de una crisis, no propiciemos una catástrofe.Que hemos superado a lo largo de nuestra civilización eventos que amenazaron nuestras vidas, no hay duda, eso ha sido posible porque todos trabajamos para salir avante. Estamos en la capacidad de hacerlo. Nunca como hoy el ser humano dispone de los instrumentos para conjurar todo tipo de problemas.Hoy hay mayor inteligencia, más conocimiento, más dinero, más información, un desarrollo biotecnológico sin precedentes. Las condiciones objetivas son favorables para superar nuestros retos.El tema de la autosuficiencia alimenticia es absolutamente soluble. El abasto de agua puede resolverse con el uso de nuevas tecnologías. Tenemos los mejores diagnósticos para lograr la preservación del planeta. Existe, y esto es maravilloso, mayor conciencia y compromiso en las nuevas generaciones para no solo proteger nuestro entorno, sino para hacer de la Tierra un lugar seguro, amigable, vivible, finamente éste es nuestro hogar. Nadie, ni los más poderosos, puede cambiar de residencia.Y no se trata de soslayar el problema. Afirmaciones de que nuestro país ha sobrevivido a todo son irresponsables. Claro que hemos sobrevivido y de nueva cuenta lo haremos. El tema es que no hemos resuelto problemas estructurales como la equidad y la justicia social.Enterrar la cabeza como las avestruces o santiguarse frente a las cámaras con estampitas ofende la inteligencia de un pueblo que, aunque se equivoque, merece respeto.
