Ni los políticos ni la política son corruptas, sino que son las personas, por elección propia, las que corrompen el poder y se corrompen como políticos.Hay varios y complejos mecanismos mentales que motivan a una persona, que adquiere poder público, para acabarse convirtiendo en un corruptoVeamos algunos de esos ingredientes.En principio, cuenta la verdadera intención que está detrás de su elección para buscar o aceptar algún cargo de elección popular o funcionario de una institución pública.Si su intención es sincera y de verdad aspira al cargo para servir de una manera honesta y lo considera su misión, entonces tiene menos posibilidades de corromperse en el trayecto, principalmente porque, desde un inicio, expresa congruencia y decisión por entregarse a las tareas públicas de una manera limpia y virtuosa.Pero si en su intención oculta lo que busca es protagonismo y enriquecerse de una manera pronta y abundante, entonces irá desarrollando una simulación y un empeño por esconder y disfrazar su verdadera intención.La corrupción política es un complejo laberinto que implica multitud de tentaciones y estructuras administrativas frágiles y endebles que facilitan asaltar las arcas públicas sin que se note.Principalmente, porque el exceso de poder, concentrado en pocas manos y sin genuinos contrapesos y vigilancia, permite que se caiga fácilmente en la tentación de hacerse de dinero fácil sin que los demás se den cuenta. O también es fácil que se tengan cómplices y personas alrededor que hagan lo mismo y todos se hacen de la vista gorda, porque todos callan, dado que también tienen “cola que les pisen”.Cuando un político o funcionario tiene mucho poder y descubre que casi no hay controles y que nadie le exige transparencia, pues se cumple con la sentencia de que la ocasión hace al ladrón. Entonces se abusa del poder y se desvanece la sensación de culpa y las intenciones virtuosas del inicio ceden ante la inmediatez de hacerse de una fortuna de forma fácil y sin muchos riesgos.De aquí brota una sensación de impunidad, de que nadie te vigila realmente y te convences de que es más fácil obtener la riqueza sin que nadie se entere, o los pocos que lo hacen están coludidos también.Alrededor todos callan y se guarda un silencio solidario que induce a tomar el dinero fácil, porque son varios los que se benefician. “Si todos lo hacen, por qué yo no”. Y acaba por ser un sistema corrupto que facilita mucho las cosas y regularmente no hay consecuencias, porque los que se enteran no te van a acusar, además de que también hacen lo mismo. Se acaba por convertir en un ecosistema corrupto que la sociedad no debe de tolerar más.