Para el 24 de junio del próximo año, ya se habrán jugado en Zapopan tres de los cuatro partidos mundialistas que se tienen programados en la metrópoli jalisciense, en el estadio donde juegan las Chivas, muy cercano al Periférico, que ayer fue una de las vías que colapsó por el desbordamiento de canales, como El Seco, que corren en el tramo entre la avenida Mariano Otero y la avenida López Mateos.Como se sabe, en el Estadio Guadalajara -como lo nombró la FIFA para ocultar la marca Akron que sustituyó en 2017 a la marca Omnilife que llevaba originalmente- habrá partidos el 11, 18, 23 y 26 de junio. Desde luego, destaca el segundo juego que protagonizará aquí la Selección Mexicana.Por lo que ha ocurrido en la ciudad prácticamente desde que inició el temporal hace un par de semanas, pero especialmente ayer, que fue el día de San Juan -en el que tradicionalmente la Comisión Nacional del Agua da por iniciado el ciclo de lluvias, cuyo final lo contempla el primero de noviembre-, más nos vale que no se vuelvan a registrar tormentas anticipadas el próximo año mundialista.Si así pasa, lo más probable es que las delegaciones de los equipos de futbol que les toque jugar aquí, y los miles de visitantes que vendrán a verlos, se lleven una muy mala imagen de la ciudad al ver, como ocurrió ayer, cómo una lluvia moderadamente intensa paralizó por horas las principales vialidades de la ciudad, por las inundaciones, la falla de semáforos, la caída de árboles y socavones, entre otras calamidades que alteran las jornadas, rutinas y horas de trabajo de miles de habitantes de la ciudad.Es decepcionante cómo, en vez de que la ciudad vaya mejorando con el tiempo su equipamiento y sus procesos de gestión del agua, cada vez las inundaciones y los puntos de riesgo van en aumento, por la falta de regulaciones de la autoridad ante la voracidad inmobiliaria y sus mutuas complicidades y corruptelas, que han provocado un crecimiento caótico de la ciudad.Esta involución provocará que, en su tercera ocasión de convertirse en sede mundialista, la ciudad no enfrente mejor sus necesidades que como lo hizo la Guadalajara mundialista de 1970, o la de 1986, en la que no se veían las emergencias que hoy desquician la ciudad.Aunque el asunto de fondo es que la clase política y gubernamental entienda de una vez por todas que es urgente definir inversiones multianuales para construir la infraestructura hidráulica que la ciudad requiere, mejorar los métodos de mantenimiento y poner freno al crecimiento desordenado de la ciudad, hoy, ante la cercanía del compromiso internacional, al menos capacitemos a nuestros agentes viales para que aparezcan y actúen ante el caos, y logremos una anfitrionía con los menos sobresaltos posibles.jbarrera4r@gmail.com