Viernes, 19 de Abril 2024

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Cien jardines públicos y una nueva Plaza de Armas

Por: Juan Palomar

Cien jardines públicos y una nueva Plaza de Armas

Cien jardines públicos y una nueva Plaza de Armas

Es bien sabido que los jardines comunitarios son una de las más eficaces herramientas para lograr la salud pública. El contacto de los habitantes con el medio natural, así sea en la escala menor de los espacios verdes intraurbanos, genera grandes beneficios: para el estado físico, para el ánimo, para la interacción social, para la estética general de los contextos citadinos.

Existe un ejemplo tapatío inestimable: la Diagonal Manuel Cambre, al nororiente del cuadrante de Santa Teresita, en donde los vecinos, en estricta defensa propia contra un tianguis abusivo y la incapacidad municipal, convirtieron dos cuadras de chapopote y manchas de aceite en un jardín ejemplar, delicioso. Es un caso de estudio que ha sido, varias veces, retomado en la Escuela de Arquitectura del Iteso, y que valdría la pena que fuera examinado y valorado por otras instituciones académicas, y ciertamente, que fuera tomado en cuenta por los ayuntamientos para generar los espacios verdes que con tanta urgencia se requieren. Muchas calles pueden ser jardines.

El presente ayuntamiento de Guadalajara ha emprendido un programa de arreglo profundo de cien jardines. Sin duda, es una muy buena idea. Pero para que de veras sea buena, la rehabilitación debe ser integral. Primera e indispensable condición: involucrar activamente a los vecinos, lo que se ha logrado. Luego viene la participación de todas las dependencias municipales necesarias: desde la oficina de la presidencia, la gerencia municipal, la de participación ciudadana, la de medio ambiente; hasta aseo público, corresponsabilidad social, alumbrado, pavimentos, y por supuesto, parques y jardines. No es fácil coordinar tanta burocracia, dar resultados. Lo cierto es que esta semana se termina el jardín número 61 y se trabaja en varios otros.

Los arreglos jardinísticos se han venido realizando en las siete zonas en las que se divide el municipio. Van desde el parque Juan Soriano o de los Vochos hasta la Rotonda, el Montenegro, las Tres Marías, el de Huentitán, el Silvestre Vargas y un largo etcétera.

Un caso particularmente emblemático es el de la Plaza de Armas. Históricamente su mejor momento, según las evidencias fotográficas, se dio en el tercer tercio del siglo pasado, cuando era un jardín frondoso y muy arbolado. Cuando Díaz Morales hizo el arreglo de la Cruz de Plazas, la Plaza de Armas quedó muy pelona, solamente arreglada por los naranjos que se han venido secando. El aspecto actual es bastante árido y lamentable. De allí la idea del Ayuntamiento de constituir un mesurado arboretum, en donde estén presentes, dentro de una composición digna y ordenada, las principales especies de árboles de la región. Con esto se devolvería, al fin, la frescura y la sombra que tan necesarias son en nuestra ciudad.

Los jardines urbanos son un elemento vital para los millones de pobladores de la actual Guadalajara. Es indispensable protegerlos, mejorarlos, hacer que la gente -sus dueños- se apropie de ellos. Bravo por este esfuerzo del Ayuntamiento. Ojalá y que, a través de las administraciones, sea permanente.

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