Jueves, 28 de Marzo 2024

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Calma chicha

Por: Laura Castro Golarte

No puedo estar y no estar. La tierra llama y está presente en cada esquina, entre la gente, en los acentos, en la historia, en las palabras, en la comida, en los sueños, en los recuerdos, en los negocios, en los jóvenes activistas impresionantes, organizados y generosos; México está aquí, de mil maneras. Si se midiera con una gráfica de picos diría que hay una línea constante, alta, de ocho para arriba, con un pico muy pronunciado hacia la cima a partir de los sismos. Así podría medir el interés y la presencia de México en Madrid.

Con todo, aun con los chicos que todas las tardes se reúnen en la Puerta del Sol para apelar a la generosidad de los españoles y de los colombianos y venezolanos y estadounidenses y puertorriqueños y ecuatorianos y otros mexicanos que pasan por ahí, el jueves fue necesario que cambiaran de sitio y caminaron hacia la Plaza Callao, a unos metros de distancia, porque los desplazó una manifestación contra el referéndum independentista de Cataluña. España está sumida en una vorágine y atrapa.
Desde antes de viajar a Madrid sabía que el uno de octubre era una fecha clave (ya es mañana) y hasta pensé en trasladarme para allá y cubrir la consulta; como si fuera un trámite más, un proceso rutinario, de cajón, algo que de alguna manera forma parte de la normalidad de los españoles. Recuerdo una entrevista de hace más de diez años, más o menos, cuanto estaba en radio, a un catalán activista a favor de la separación.

Ahora es distinto y cada vez tiene su propio contexto, han cambiado los actores. En esta ocasión concluyo, como resultado de conversaciones y lecturas, primero: que tanto la actitud del gobierno de Mariano Rajoy como la de la Generalitat, radicales ambas, tienen otros propósitos. Joan Manuel Serrat y amigos españoles coinciden: en medio de los gritos de dos posturas extremas desde hace semanas, se ha dejado de lado totalmente la información relativa a la crisis económica y a la corrupción política en España (me suena, me suena…).

Segundo: no es un asunto de defensa de la identidad en lo absoluto. Las comunidades autónomas en España son una fórmula que ha funcionado e implica respeto y leyes que protegen idioma, tradiciones, costumbres y lo que quieran. Cataluña es uno de los máximos ejemplos de los avances en este sentido.

La tercera conclusión la pensé antes de escuchar la opinión de una mujer en radio: el problema de fondo es el reparto de los impuestos. Todo parece indicar que hay desigualdades que, como podemos inferir, corresponde al Gobierno español atender pero ya; y afectan no sólo a Cataluña sino a otras comunidades autónomas. Es decir, es un asunto que se tendrá que revisar más temprano que tarde, concienzudamente, con la intención de sentar bases y definir reglas claras y justas para todos, que aporten garantías hacia futuro.

Desde el primer momento me llamó la atención el discurso de Rajoy apelando a una democracia que no practica, aunque ya otros han explicado mejor que yo esa conducta (léase Eduardo Mendoza en El País) y, del lado de Cataluña, quién mejor que un catalán para ayudar a entender (dicho sea de paso, Mendoza también lo es) con una lectura puntual e íntima. Serrat dijo en Chile: “la convocatoria del referéndum no es transparente porque está creada con una ley elaborada por el Parlament pero a espaldas de los demás miembros del Parlament”. Agregó que fue exprés, sin discusiones ni reformas y, sobre esa base “este tipo de referéndum a mí no me da la sensación de que pueda representar a nadie”; lo que ha propiciado es “una gran fractura social en Cataluña”.

Dijo algo más: “independencia es una palabra hermosa que inflama el corazón de los jóvenes y que moviliza a las gentes” pero las consecuencias prácticas de una separación caerán como baldazo de agua fría, dos por lo menos: servicios de salud y salida de la Unión Europea.

En cuanto a Rajoy, lo responsabiliza de la situación actual y quiero entender que se refiere al nivel de radicalización, a las tensiones, presiones y decisiones que tienen al país sumido en una calma chicha.

Se siente la tensión, el aire es pesado. Supongo que hay miedos y deseos fervientes de una realidad que no sea ríspida, de que se busquen soluciones sin aspavientos ni asperezas, con inteligencia, sin posturas extremas. Imposible permanecer ajena a lo que pasa en estas tierras o desinteresada o ignorante. Es fuerte y va en aumento, ojalá se resuelva de la mejor manera para la gente, no puedo desear otra cosa.

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