El 21 de abril pasado, el Cardenal Camarlengo, Kevin Farrell, ha comunicado el deceso del Papa. Dijo: «A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia». La causa, según informó Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano: Un derrame cerebral, coma, colapso cardiovascular irreversible. Para hablar de datos, eso se lo dejo a los comunicadores, no será tarea de este breve artículo. En estas breves líneas quisiera decir, como decía mi madre: “todo y tanto” de un hombre que, al mundo, a la Iglesia y a mí, nos dio tanto. Destacaré algunos rasgos que considero fundamentales para agradecer a Dios el paso del Papa en nuestras vidas. El primero, su amor a la Virgen y a los Migrantes.Sus padres, emigrantes piamonteses: Mario y Regina. Se ve que el amor a los migrantes lo llevaba en su propia carne y siempre habló de ello. En 2020, como gran detalle de cariño para los migrantes y, sobre todo para Nuestra Señora, a quien tanto amaba, introdujo una advocación en la letanía lauretana: “Solacium Migrantium” (Consuelo de los migrantes). De su amor a la Virgen destacaría que, siempre como buen hijo, acudía a la Basílica de Santa María la Mayor antes de cada viaje para encomendar y pedir a su Madre la bendición. Y, también, al regresar, buscaba a su Madre para contarle y decirle “gracias por tu compañía”. Son pequeños signos que saben a Cielo y que hablan de lo que hay en el corazón. Un hombre que siempre se sintió “misericordiado” y a eso nos invitaba.Al recibir el orden episcopal, el 27 de junio de 1992, toma como lema “Miserando atque eligendo” (con misericordia lo eligió). Es un lema que acompaña toda su vida. Siempre se sintió alcanzado por la misericordia divina. Cada que tuvo ocasión nos invitó a todos a confiar en la misericordia de Dios (convocó un jubileo de la Misericordia), que no se cansa de perdonar… Ha sido tanto su afán por mostrar el Rostro de la Misericordia de Dios que algunos comienzan a llamarlo “El Papa de la Misericordia”. Podríamos decir que todos sus viajes, cartas, encíclicas, visitas, entrevistas, regaños, miradas, reformas, etc… en fin, su ministerio petrino, fue un programa de Misericordia. Una cosa más. Convocó recientemente el jubileo de la Esperanza, le tocó verlo iniciado. Dios le ha llamado a su Presencia en medio de una de sus más grandes ilusiones: un jubileo. Su paso en nuestra vida reaviva nuestra esperanza en el corazón misericordioso de Jesús, en la fraternidad, en la paz y en la sinodalidad. En sus últimas ha pedido un desarme mundial. Papa Francisco, que tu petición se vuelva realidad. Intercede por nosotros. En estos 12 años de Pontificado, Francisco realizó 47 viajes. Los viajes del Papa siempre se han distinguido por su deseo de ir a las periferias “geográficas y existenciales a llevar Misericordia”. Desde luego que recordamos su paso por nuestro México del 12 al 18 de febrero de 2016.Francisco, como mi madre me enseñó, te escribo: “Gracias por todo y tanto”.
