Jueves, 25 de Abril 2024

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Basta

Por: Gabriela Aguilar

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La semana pasada escribí aquí sobre la incapacidad de las autoridades de todos los niveles para instrumentar políticas públicas efectivas en contra de la violencia de género y para frenar de una vez por todas los feminicidios. En múltiples ocasiones, esta columna ha servido para canalizar la rabia, la desazón, el dolor y todos esos sentimientos que nos invaden con cada feminicidio en el país, 10 al día, por si se les olvida.

Al decidir sobre qué tema hablar esta semana, dudé si era pertinente o si resultaba repetitivo hablar sobre el torpe y ofensivo decálogo con el que el presidente Andrés Manuel López Obrador pretendía responder a los cuestionamientos sobre las acciones de su gobierno ante el incremento de estos crímenes. Pese a las constantes ocurrencias del mandatario, esta vez no doy crédito a semejante muestra de estupidez. El absurdo absoluto. Y por si fuera poco, a los genios que cobran como estrategas, asesores o lo que sea que son, se les ocurre de inmediato convertir esa ocurrencia en información oficial que difunden en redes sociales. No hay quien le haga ver su error al presidente.

Todavía tenía dudas sobre el tema cuando ocurre la manifestación de feministas y su posterior represión por parte de policías de la Ciudad de México. Y aunque ya no espero nada de los gobernantes, la jefa de Gobierno, Claudia Sheimbaum, le puso sal a la herida con su indiferente “ahorita no”. La falta de empatía no queda ahí, pese a la cobertura de medios, de la Comisión de Derechos Humanos capitalina y los múltiples videos que documentan la reacción policiaca, la máxima autoridad de la ciudad negó que los policías antimotines hubieran echado gas a las mujeres que reclaman seguir vivas y se castigue a los hombres feminicidas.

El oxígeno se está acabando, la indignación hace mucho que está desbordada. Ingrid todavía nos oprime el pecho y ahora no sabemos que hacer con el dolor que nos causa el crimen cometido contra Fátima, de siete años. ¡Siete!

Basta, señor presidente, basta de pedir que no los confundamos con el pasado. El confundido es usted. Las instituciones no están funcionando y quienes las encabezan no están haciendo su trabajo, están más preocupados por que el asesinato de una niña no les trunque sus aspiraciones políticas, no les pegue en sus encuestas de aprobación. Igual sucede con la oposición que no ha sabido cumplir con su parte, que lo único que busca es un lucimiento personal y votos en las próximas elecciones. No quieran descubrir el hilo negro.

Fátima era una niña, era una niña buena y no pudo ser feliz. Esto es el fruto podrido del abandono institucional, de la indiferencia. Basta de querer moralizar al país, de querer purificar con sus palabras. ¡Basta! 

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