Todo crimen es condenable, pero unos tienen mayor carga simbólica, social y política. ¿Quién era Karina Ruiz Ocampo?Una mujer de 47 años habitante del fraccionamiento La Cima, en el Arenal, Jalisco. Quiropráctica. Atendía por medio de citas en su casa. Vivía con su hijo de 11 años. Sus otros dos hijos mayores, uno de 19 y otro de 27 años, vivían en Guadalajara.Karina también era representante de “La Cima Nuestra Prioridad”. Una asociación civil desde la cual luchó cuatro años por el derecho al agua.Todo comenzó en 2021, cuando la desarrolladora “Tango”, hoy desaparecida, abandonó el fraccionamiento La Cima sin pagar un adeudo a la CFE –que hoy asciende a más de 11 millones de pesos– para bombear agua del pozo.Desde entonces, unas dos mil 500 viviendas se quedaron sin agua. Sólo tienen líquido 30 minutos al día.Aquí entró Karina como activista vecinal.Sus streaming en redes y protestas organizadas con vecinos se convirtieron en un dolor de cabeza para las autoridades. Interpuso quejas, visitó oficinas, giró oficios incansablemente.El domingo 13 de abril, hombres armados entraron a casa de Karina en La Cima y se la llevaron junto con objetos personales como su celular y computadora.Familiares, amigos y vecinos la buscaron durante tres semanas. En la ficha de búsqueda emitida por la Cobupej, Karina aparece con su distintivo pelo rojo.Sus señas particulares permiten imaginar una personalidad: “tatuajes en el pecho, un corazón con cuerdas de guitarra, en espalda un eclipse, una en la nuca con las fases lunares y un atrapasueños”.El sábado pasado, el cadáver de Karina fue localizado en Amatitán, a pie de carretera.Los últimos días de Karina, antes de ser desaparecida, son claves para capturar a el o los responsables de su asesinato.Hay un audio de la activista que circula en grupos de WhatsApp en donde, días antes de ser desaparecida, mencionó que se retiraba del activismo por amenazas.El homicidio de Karina simboliza la crisis por falta de “oxigenación” en nuestra democracia. Esta crisis indica que hay territorios de Jalisco en donde luchar por el derecho humano al agua te cuesta la vida.Los vecinos de La Cima tienen miedo. Hace unos días, me contó una vecina del fraccionamiento, llegaron trabajadores a instalar paneles solares para activar la bomba del pozo que finalmente les dará agua. Ignoran quién o por qué. Mejor no preguntan.“Qué tristeza que la muerte de Karina fue el precio que pagamos para que nos callemos la boca y tengamos agua”.