Hay peloteros que cumplen su rol y hay otros que lo redefinen. Andrés Muñoz, el cerrador sinaloense de los Marineros de Seattle, pertenece sin duda a este segundo grupo. En un momento donde el beisbol parece moverse entre extremos -la velocidad como talismán y la sabermetría como evangelio- Muñoz ha logrado destacarse no solo por sus estadísticas frías, sino por la forma en que ha transformado la percepción del lanzador mexicano en Grandes Ligas.No es exagerado decir que hoy por hoy es el mejor cerrador mexicano en el mejor beisbol del mundo. Y aunque esto puede parecer una afirmación entusiasta, los números lo respaldan: una efectividad perfecta (0.00) en más de 15 entradas lanzadas en esta temporada 2025, 11 salvamentos en igual número de oportunidades y un dominio absoluto sobre los bateadores rivales con 19 ponches y apenas cuatro pasaportes. ¿El resultado? Confianza total cada vez que sale del bulpén.Pero más allá de los números, lo que realmente distingue a Andrés Muñoz es su presencia. Hay algo magnético en verlo lanzar: su recta supersónica que coquetea con las 103 millas por hora, su slider filoso, y sobre todo, su lenguaje corporal que transmite seguridad absoluta. En una época donde muchos cerradores titubean en los momentos clave, Muñoz parece crecerse ante la presión. Es esa sangre fría lo que lo ha convertido en el seguro de vida de los Mariners en la novena entrada.Su ascenso ha sido todo menos sencillo. Luego de debutar con los Padres en 2019, una cirugía Tommy John puso en pausa su progreso justo cuando comenzaba a ganarse un lugar. Muchos no regresan iguales de esa operación, pero Muñoz no solo volvió: lo hizo mejor. Más fuerte, más enfocado, más decidido. Esa resiliencia es parte esencial de su narrativa, y es también lo que inspira a una nueva generación de lanzadores mexicanos que ahora ven que es posible competir -y dominar- al más alto nivel.Muñoz también representa una ruptura con los estereotipos que durante años han limitado la proyección del talento mexicano en la MLB. Durante décadas, los jugadores mexicanos han sido encasillados en ciertos roles -especialistas situacionales, jugadores de rol- pero Andrés ha demostrado que no solo pueden estar, sino ser protagonistas. Ser el tipo al que le entregas el juego en la entrada más importante. Eso tiene un peso simbólico enorme.Los Marineros lo saben y lo valoran. Desde la salida de Paul Sewald en 2023, Muñoz se adueñó del puesto de cerrador y no ha soltado el mando. Ya fue al Juego de Estrellas, y si continúa a este ritmo, no tardará en llegarle el reconocimiento a nivel Liga, como candidato al premio Mariano Rivera o incluso -¿por qué no?- votos para el Cy Young como relevista. No sería descabellado.En resumen, Andrés Muñoz no es solo una promesa cumplida. Es una declaración de principios: el beisbol mexicano puede producir cerradores de élite. Su brazo es uno de los más temidos de la actualidad, pero su impacto va más allá del montículo. En él se resume la determinación, el orgullo y el talento de una generación que exige su lugar en la historia.Sin duda alguna, ya ha superado a otros lanzadores mexicanos que al final de sus trayectorias en Grandes Ligas se especializaron en relevo corto y cierre, como Joakim Soria y Yovani Gallardo, y quizá se irá acercando a equipararse de alguna forma con el legendario Sergio Romo “El Mechón”.bambinazos61@gmail.com