Jueves, 25 de Abril 2024

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Alfaro y sus batallas perdidas

Por: Rubén Martín

Alfaro y sus batallas perdidas

Alfaro y sus batallas perdidas

Cuando Enrique Alfaro Ramírez perdió los estribos ante funcionarios del Centro Universitario de los Valles (CUValles) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en el círculo interno del grupo que gobierna la UdeG empezaron a aplaudir. El episodio en donde desdeña a la rectora del Centro, la doctora María Luisa García Batiz, y posteriormente amenaza al secretario administrativo, Luis Alejandro León Dávila, pinta de cuerpo entero al gobernador y da pie para exhibirlo como un político destemplado, que se sale de sus casillas con facilidad, intolerante a la crítica, autoritario… 

Ese episodio ocurrido el viernes 27 de agosto en Ameca, representa el fracaso mediático de su confrontación con el padillismo por el control presupuestal de la UdeG y es la más reciente batalla política perdida por Alfaro. Pero no la única.

La guerra política entre el grupo que controla los poderes públicos y el grupo que controla la UdeG está lejos de haberse terminado, pero al menos en esta batalla resultó derrotado el gobernador Enrique Alfaro. Prueba de ello es la exhibición mediática nacional que tuvo este episodio en donde se observa al gobernador destemplado y desencajado, amenazando al funcionario de CUValles: “Mídele bien tus palabras”.

Para echarle más sal a la herida, los universitarios reanudaron las caminatas de protesta hasta Casa Jalisco, donde el pasado 29 de agosto le diagnosticaron “trastorno de la personalidad”. “Su misoginia, su poca tolerancia ante la frustración, su poca empatía y nulo interés de ponerse en el lugar de los demás, aunado a los arranques excesivos de violencia ante estímulos sencillos. Esta necesidad de ser observado y la de tener el privilegio ante los demás, y no ser digno de todos, son características propias de un trastorno de la personalidad y no de un gobernador que tendría que atender las demandas de su comunidad. Si tiene problemas de salud mental no se desquite con la población, nosotros podemos atenderlo”, declaró fuera de Casa Jalisco Diego Ruiz Navarro, académico del CUCS. 

La personalidad irritable de Enrique Alfaro, desde antes conocida, se ha acentuado recientemente en un contexto en el que el gobernador parece haber perdido la brújula política tan afinada que le llevó a ser titular del Poder Ejecutivo y el líder más importante del partido Movimiento Ciudadano. Pragmático y planificador como es, Enrique Alfaro se veía así mismo en otro horizonte político, muy distinto a donde está. 

Una de sus derrotas visibles es que el proyecto político que propuso a los electores de Jalisco, la Refundación de la vida pública del Estado, es hoy por hoy un proyecto olvidado y enterrado. Ni el gobernador ni sus funcionarios, ni los dirigentes de MC recuerdan ahora lo que proponían como proyecto central al inicio de la actual administración.

Otro proyecto que jamás ha despegado y enraizado entre la sociedad jalisciense es la supuesta batalla federalista de Jalisco contra las presiones del centralista gobierno federal, a pesar de los millones de pesos que se gastaron en la consulta popular y en la campaña de medios para tratar que la lucha federalista colocara a Enrique Alfaro como un político con presencia nacional. De nada sirvieron las porras que el intelectual Enrique Krauze lanzó a Enrique Alfaro haciéndolo parecer como un moderno Mariano Otero. Junto a esta derrota, totalmente olvidada e inservible está el proyecto de la Alianza Federalista que el mismo Enrique Alfaro armó con otros gobernadores opositores.

Todas estas iniciativas tenían el propósito de empujar a Enrique Alfaro como uno de los líderes políticos de la oposición al Presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobierno de la Cuarta Transformación. A estas alturas de la contienda política el gobernador de Jalisco se hacía como uno de los precandidatos presidenciales más fuertes y populares. 

¿Dónde está ahora Enrique Alfaro? A la cola de la popularidad entre gobernadores de todo el país. De acuerdo a Consulta Mitofsky, el gobernador de Jalisco aparece con 44 por ciento de aprobación y en el lugar 28 de entre los 32 mandatarios estatales.

Por si fuera poco, perdió el control de MC frente a Dante Delgado y ahora no es el único precandidato de este partido; ahora compite con Luis Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey, y Samuel García, gobernador de Nuevo León, y eventualmente algún desprendimiento de Morena, como Ricardo Monreal. A esta relación de derrotas políticas se suma el que Alfaro, su grupo y las empresas marketing que contrata han dejado de tener el control de la narrativa mediática en Jalisco.  

La derrota más relevante es que amplios sectores de Jalisco rechazan el gobierno de Enrique Alfaro, por las omisiones y malos resultados de su gestión, cuando no el desdén y el desinterés, como acusan los colectivos de familiares que buscan a sus desaparecidos. Por eso no sorprenderá que en los meses sucesivos se sigan convocando más manifestaciones para pedir la salida de Alfaro del cargo que ahora ostenta. Enrique Alfaro es un político que aspiraba a más, que ambicionaba más, pero poco a poco por sus ataques de ira y los distintos frentes de confrontación política que ha ido abriendo, se ha ido debilitando y hundiendo visiblemente.

rubenmartinmartin@gmail.com

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