Viernes, 19 de Abril 2024

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AMLO y Trump, de acuerdo en migración

Por: Luis Ernesto Salomón

AMLO y Trump, de acuerdo en migración

AMLO y Trump, de acuerdo en migración

La relación obligada de dos personajes distintos parecía determinada al fracaso, pero los hechos muestran lo contrario. Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump tienen pocas coincidencias en su personalidad, ideología, origen, formación y visión política. Las circunstancias los obligan a mantener una relación política de la mayor trascendencia en momentos de tensión en las relaciones entre México y los Estados Unidos.

Un conservador casi libertario y un luchador social de izquierda quizá solo conectan por su pasión por el dominio electoral. Pero la realidad muestra, hasta ahora, que la relación entre ambos se proyecta en términos constructivos, lo que significa un gran activo para los intereses de México.

La muestra más reciente de ello es el principio de entendimiento anunciado ayer por The Washington Post con respecto al problema de la inmigración centroamericana, que aunque formalmente aún no se materializa, tiene enorme relevancia. El nuevo canciller ha expresado que aún habrá encuentros hoy domingo para llegar a un acuerdo definitivo.

La historia no es nueva, la administración Trump, desde su inicio, ha presionado a México a aceptar un acuerdo de tercer país seguro, para controlar la inmigración de centroamericanos, y la respuesta ha sido negativa por las implicaciones estructurales y económicas. Un acuerdo de tercer país seguro implicaría el establecimiento formal de miles y miles de refugiados quienes, deseando ir a Estados Unidos, se verían forzados a quedarse en México con costos muy elevados.

La presión ha subido de tono en las últimas semanas cuando el propio Trump anunció acciones destinadas a hacer que los solicitantes de asilo en Estados Unidos permanezcan en México mientras se desahoga su juicio migratorio. Este hecho significa la residencia imprevista en las ciudades de la frontera de nuestro país de miles de inmigrantes.

Ante ese hecho el Alcalde de Tijuana declaró una crisis humanitaria, se negó a pagar con dinero público la asistencia a los migrantes y pidió ayuda a la ONU. Mientras tanto, según se ha publicado, se sostenían pláticas entre los funcionarios de primer nivel del Gobierno de Estados Unidos y los nuevos funcionarios mexicanos. Las pláticas versaron con respecto a la propuesta de reconstruir la política migratoria de los Estados Unidos exigiendo a los solicitantes de asilo para que se mantengan en México mientras sus reclamaciones pasan a los tribunales.

Es decir, el planteamiento de la administración de Trump requería del respaldo de México para ser implementada con éxito. Esta es una opción menos compleja que el tratado de tercer país seguro y significa una acción que, a su vez, permitiría a México asumir mayor control de la migración que recibe y una clara señal de coordinación con Estados Unidos hacia las caravanas de migrantes. Según el Post, el acuerdo se habría ya concretado pero luego hubo desmentidos de los voceros del nuevo Gobierno de México a quienes interpretaron como la aceptación de acuerdo de tercer país seguro.

Un acuerdo temporal y flexible como el que parece encaminarse es muy significativo por sus implicaciones sociales y políticas: en primer lugar supone un gesto de colaboración ya que la permanencia de los migrantes en México supone una carga que se asumirá tratando de integrarlos a las comunidades. Implica acciones de promoción del empleo y de asistencia humanitaria que deben ser solventados aquí. En términos políticos muestra la disposición de México y Estados Unidos a enfocar el problema de fondo mediante la ayuda al desarrollo en Centroamérica, tema que está en la agenda del nuevo Gobierno de México.

Pero lo más importante es la posición de entendimiento con el Gobierno de Trump. Más allá de las históricas diferencias políticas e ideológicas, la relación de los países está por encima de las afinidades de los personajes que mantienen relaciones obligadas. Aunque aún queda mucho por saber sobre los alcances del acuerdo en principio y sus implicaciones es un paso en la reconstrucción de las relaciones entre ambos países, y al mismo tiempo una medida que contribuye a dar certeza al manejo de las olas de migración que ahora México recibe y recibirá en el futuro. La migración es el gran tema de la relación con nuestros vecinos en el Norte y en Sur por eso el paso es positivo y alentador.

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