Viernes, 26 de Abril 2024

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A favor del público

Por: Jaime García Elías

A favor del público

A favor del público

Prometía ser el mejor concierto de la temporada. Confeccionado con indudable buen gusto, a favor del público, integrado por obras de repertorio, consagradas, a cargo de intérpretes de probada solvencia artística, el cuarto programa, penúltimo de la Segunda Temporada 2019 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado, con sala casi llena, cumplió sobradamente las expectativas.

Juan Carlos Lomónaco, como director, y Santiago Lomelín, como solista, llevaron los roles estelares de la velada. Para ambos fue su tercera presentación en esa sala. Al primero, actual director de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, se le recuerda una estupenda “Nuevo Mundo”, de Dvorak; a Santiago, el Concierto para piano de Grieg con que debutó en el Degollado, con 15 años de edad.

La tarea, esta vez -el plato fuerte de la noche-, consistió en el Concierto para piano y orquesta No. 2 en Fa mayor, Op. 21, de Chopin. Lomelín, quien actualmente gestiona el doctorado en música en la Universidad de Rutgers, acusa los progresos propios del estudio y la dedicación sumados al talento. El niño prodigio de hace once años es ya un serio prospecto de gran pianista. Lo demostró con una obra maestra de la que se han hecho creaciones monumentales. Su versión, secundada por una orquestación pulcra y respetuosa, fue impecable técnicamente, desde los enérgicos acordes iniciales, y muy digna por la emoción que consiguió proyectar, a despecho de su juventud, especialmente en el segundo movimiento (larghetto), “de una perfección casi ideal”, según el elogio que le dedicó Liszt. Santiago obsequió como encore una joya que poco se toca: el Preludio Op. 23 No. 10 en Sol bemol mayor, de Rachmaninov.

El programa se abrió con la popular obertura Poeta y Campesino, de Von Suppé -“caballo de batalla”, se diría-, y se cerró con la Sinfonía No. 9 en Do mayor, D. 944, “La Grande”, de Schubert. La de Lomónaco fue una lectura sobria, ortodoxa, respetuosa del tempo, cuidadosa de los matices -los pasajes pianos y los correspondientes crescendos del cuarto movimiento resultaron magistrales-, lo que dejó constancia de una notable compenetración entre un director serio y un  ensamble competente y disciplinado como es la actual OFJ.

El programa, como de costumbre, se repetirá este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.

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