Viernes, 19 de Abril 2024

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4T, a la mitad del camino

Por: Rubén Martín

4T, a la mitad del camino

4T, a la mitad del camino

Tras casi dos años de pandemia, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a reunirse con sus seguidores en una concentración masiva en el Zócalo de la Ciudad de México, en ocasión de sus tres años de llegada a la presidencia de la república. Como es usual en los gobernantes que rinden informes de gobierno, el mensaje de López Obrador pinta un paisaje optimista, en el que sostiene que se han cumplido las principales metas y que otras están en vías de cumplirse.

Como López Obrador es un presidente que manda mensajes todos los días, en su discurso a sus simpatizantes el pasado 1º de diciembre no hay mensajes desconocidos. Más bien resumió lo viene diciendo a lo largo de su mandato: resalta los programas sociales, critica a los gobiernos neoliberales que destrozaron los servicios públicos de salud y educación, y subraya los megaproyectos en curso que cambiarán el destino de regiones enteras del país.

López Obrador no podía dejar de habla de la pandemia que paralizó al mundo en el año 2020 y cuyas consecuencias sanitarias y económicas no dejan de sentirse. Pero lo hizo sin autocrítica y más bien en un tono triunfalista al sostener que ha habido un buen manejo de la crisis de salud provocada por el Covid.19 y que la economía va en franca recuperación. En este punto recordó uno de los puntos más elogiados de su administración: el aumento al salario mínimo de hasta 65 por ciento, alzas que no ocurrían en tres décadas, según dijo. Y presumió también el incremento la recuperación 1.3 millones de empleos perdidos durante la pandemia.

López Obrador dedicó varios párrafos para justificar su apoyo en las fuerzas militares tanto en labores de combate a la inseguridad, como en otras labores de orden civil. Según el presidente “Las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica y de la más elemental buena fe”, desestimando las críticas que muchas organizaciones civiles y sectores de la sociedad han hecho ante el creciente papel que juegan las fuerzas armadas en el gobierno de la Cuarta Transformación.

Lo hizo reiterando su argumento de que “los soldados son pueblo uniformado”.

Siendo parte central de su discurso político, López Obrador dedicó un parte importante discurso a asegurar que en su gobierno se ha desterrado la corrupción y que gracias a eso se han ahorrado un billón 400 mil millones de pesos, dinero que ha servido para financiar programas sociales y los principales proyectos de su gobierno. Todo este recuento le sirvió para afirmar que se sentaron “las bases para la transformación del país”. Según López Obrador el proyecto político que propuso al llegar al gobierno ya están en marcha y será irreversible.

En la parte final envió un fuerte mensaje político. López Obrador dijo que contra lo que sugieren los “publicistas del periodo neoliberal”, su gobierno no pretende situarse al centro el espectro político, sino que se define claramente de izquierda.

Pero la realidad contradice pasajes centrales del discurso de López Obrador. Contra lo que sugiere su lema político, la pobreza no sólo no ha disminuido en el actual gobierno, y la concentración de la riqueza y las desigualdades siguen siendo una realidad lacerante en el país. Varias de sus afirmaciones de combatir el extractivismo (como el fracking) y evitar devastación ambiental, se contradicen en la realidad. Lamentablemente las políticas económicas extractivas siguen provocando múltiples conflictos socioambientales y conflictos políticos por despojo.

Quizá la afirmación menos sostenible del discurso de López Obrador es que el suyo sea un gobierno de izquierda. O curiosa izquierda que se respalda como ningún gobierno en los militares, favorece la inversión privada y los tratados de libre comercio y que cumple con el sueño de la geopolítica de Estados Unidos de convertir a México en su frontera sur y en llevar a cabo megaproyectos de infraestructura que el país del norte proyectó desde hace varias décadas, como el Tren Maya y el Corredor Transístmico.

No es de izquierda un gobierno que continúa una guerra informal que sigue sangrando los hogares de millones de mexicanos y que no prioriza el combate a las desapariciones y el respeto por la vida. A tres años de su llegada al poder, el gobierno de la llamada Cuarta Transformación tiene más parecido al nacionalismo priista y su programa de economía mixta. Un proyecto de izquierda auténtico tendría qué proponer una crítica a la moderna sociedad capitalista, propósito ajeno al actual gobierno de López Obrador. 

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