Viernes, 29 de Marzo 2024
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10 de mayo y el infierno nacional

Por: Rubén Martín

10 de mayo y el infierno nacional

10 de mayo y el infierno nacional

“Un 10 de mayo más sin nada que festejar porque no les hemos recuperado. Pero también es un día para nombrar y hacer presentes una vez más a quienes nos arrebataron injustamente, para exigir”.

Esta es la primera frase del documento que leyó ayer una madre a nombre del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM) en la Ciudad de México. Fue el mensaje principal de la octava Marcha de la Dignidad Nacional que miles de madres llevan a cabo desde 2011 para recordar a sus hijos ausentes.

El peso de la guerra y del horror que vivimos es tan grande que trastoca hasta las tradiciones. Antes de la intensificación de la guerra en México, el 10 de mayo era una fecha del calendario que se relacionaba a la familia reunida en torno a la madre. Esto ya no es así para miles de madres. Ahora en lugar de comer con la familia, miles de madres salen a marchar en torno a una adolorida comunidad de quienes tienen hijos ausentes.

Según el Gobierno, son más de 40 mil personas desaparecidas. Pero según representantes del MNDM, los desaparecidos podrían ser hasta 200 mil, según me dijo Yolanda Morán. Le pregunté cómo es que llegan a esta cifra y responde que en reuniones internas del movimiento de desaparecidos, se pide que levanten la mano quienes presentaron denuncia, y dice que apenas una de cada cinco la levanta. Las demás no denuncian, no por indolencia sino por temor fundado a ser asesinadas o desaparecidas.

La vida de estas madres cambió de modo radical, según lo manifestaron en el documento leído ayer: “Desde que nos desaparecieron a nuestros seres queridos, vivimos el horror. La vida para nosotras se ha hecho LOCURA, se trastocó. Nos abandonaron nuestras propias familias: ya no nos invitan a comer, dejaron de hablarnos, de frecuentarnos. Nos hemos quedado sin dinero, nos empobrecimos. Muchas personas nos señalan, nos miran con desconfianza y hasta nos culpan por el mal que otros nos hicieron y nos hacen. Nos estigmatizan e incluso nos señalan como si nosotras fuéramos las criminales. Nos hemos enfermado (…) Criamos a nuestros nietos y nietas que quedaron huérfanas. Somos madres dolientes y abuelas hechas de madres de nietas que extrañan a sus padres y a sus madres, que están siendo forzadas a crecer sin ellas”.

Es un dolor tan fuerte que no podemos entender nadie que no esté en esa circunstancia. Pero desde ese dolor, surge la fuerza que los hace resistir. “Pero hemos sobrevivido por el amor. Amamos profundamente a nuestros hijos e hijas, por eso no nos cansamos de buscarles”.

Ahora esperan cambios reales y radicales del nuevo Gobierno. En el documento leído ayer le dijeron a Andrés Manuel López Obrador: “Y si promete un cambio, debe de verdad comprometerse a cambiar este infierno”.

Los signos hasta ahora no son muy alentadores. A pesar del discurso, los recursos no están llegando a las instancias de búsqueda; y la crisis nacional forense, no es atendida con medidas extraordinarias, como debería hacerse.

La mayoría del movimiento nacional por los desaparecidos todavía espera que el nuevo gobierno cumpla. Si no lo hace en los próximos meses podría surgir un conflicto social con el objetivo de poner fin a este infierno nacional del que hablaron ayer las madres en su 10 de mayo. 

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