Jueves, 18 de Abril 2024

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* “¡Ya merito…!”

Por: Jaime García Elías

* “¡Ya merito…!”

* “¡Ya merito…!”

Como en los viejos tiempos: “¡Ya merito…!”.

Aunque apenas van a la mitad del camino, las “Chivas Rayadas” ya tienen en la mano —que no en la bolsa…— el título de la Concachampions y, por ende, el boleto para el Mundial de Clubes.

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Falta lo que suceda en el partido de vuelta, dentro de una semana en el estadio de los rayados, para culminar la hazaña.

La teoría del futbol dice, sin embargo, que si anoche, en el partido de ida, el Guadalajara fue capaz de sobreponerse al hándicap que significaba su condición de visitante —el frío, la nieve, el ambiente…—, el miércoles, en el de vuelta, todas las circunstancias le serán propicias. Sólo que se conjuguen una jornada inspirada del Toronto y una noche en que los demonios se confabulen contra los rayados, podrían los canadienses aplicar “la ley de la tortilla” a esta historia, revertir el resultado… y frustrar la que va siendo, hasta ahora, punto menos que una epopeya para el “Rebaño”.

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La de anoche en Toronto fue, sin duda, una de las mejores actuaciones del Guadalajara en mucho tiempo.

A pesar de la presencia obligada de varios suplentes en su alineación (Jiménez, Cisneros, Salcido, Mayorga, Pérez y Godínez) y de ausencias como la de Cota —significativa porque en varios partidos de este certamen ha sido el artífice por excelencia de los resultados positivos que tienen a su equipo, como ya se apuntó, a un paso del título—, el Guadalajara esgrimió esta vez los argumentos futbolísticos necesarios para ganar con pleno merecimiento; sin depender de la actuación inspirada de su portero, ya que Jiménez, anoche, tuvo de sobra con hacer correctamente el poco trabajo que le exigieron los locales, neutralizados por el orden y la aplicación de todo el equipo rayado cuando el balón era del adversario.

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Jiménez, pues, ni siquiera tuvo necesidad de vestirse de héroe…

Es probable que, puestos a buscar un jugador descollante, un protagonista estelar del resultado, habría que darle a Pulido esa distinción. Primero, por el esfuerzo que realizó al fungir como un jugador total que se desplazó por toda la cancha; segundo, por el remate de Moor que tapó en el área propia y que pudo haber dado a Toronto la ventaja de 2-1; y tercero, por el golazo con que, a la postre, se escribió la historia.

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