Carlos Miloc —que en gloria esté—, cuando fue técnico del Guadalajara, hace casi 40 años, reparaba en una paradoja:— En cualquier equipo, pierdes un partido y tienes que esconderte durante varios días para que los aficionados no intenten agredirte si te ven en la calle. En el Guadalajara, pierdes un partido... y, si acaso, tienes que protegerte de los aficionados que, si te ven en la calle, te detienen para pedirte un autógrafo o tomarse una foto contigo.Conclusión: al Guadalajara se le perdona todo lo que al común de los mortales, no.*¿Qué sucedería si —tómese el tema como mero ejercicio de pizarrón—, esta noche, las Chivas vencen en el Clásico al América…?El episodio, de darse, se interpretaría, por improbable, como una campanada espectacular. Sobre todo si, al paso del tiempo, los capitalinos llegaran a la Liguilla, después a la Final y finalmente consiguieran el título que en los últimos años se les ha negado, los simpatizantes del Rebaño Sagrado se encargarían, sin duda, de recordarles ese resultado con el perverso afán de amargarles la fiesta. ¡Y vaya que lo conseguirían…!*En cualquier caso, si llegara a suceder que el Guadalajara, que hasta ahora ha tenido una campaña lamentable (“pa’l gato”, dicen en el rancho), consiguiera unos cuantos resultados positivos en lo que resta del Torneo de Apertura, atenuaría un tanto el fracaso que parece estar en vías de consumarse… pero no alcanzaría a salvarse de la calificación reprobatoria.Es curioso, por lo pronto, que muchos críticos y aficionados que a raíz del campeonato conseguido en el Torneo de Clausura se deshicieron en elogios al técnico Matías Almeyda —no pocos pedían que se le designara técnico de la Selección mexicana, especialmente cuando ésta sufrió ciertos descalabros a los que se dio la dimensión de tragedias nacionales—, ahora plantean la pertinencia de que la “limpia” que probablemente se haga en el plantel al término del actual certamen, empiece… con el propio Almeyda.*Sin el menor afán de darle el rol de chivo expiatorio, es válido pensar que Matías, en efecto, haya incurrido en errores de planificación que, sumados a diversas circunstancias que son del dominio público —lesiones, ausencias, infortunios del juego…— derivaron en el fracaso señalado…Quizá lo más sensato, sin embargo, sea darle oportunidad de demostrar que la actual experiencia dolorosa le está dejando algunas enseñanzas.
