Cambian los tiempos, señor Don Simón…, y lo mejor es que a veces lo hacen para bien. Puestos a ser objetivos, se diría que si Jorge Manrique dio en el blanco cuando escribió que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, una agradable excepción a esa regla puede encontrarse en el futbol mexicano.Lo demuestran los resultados coleccionados en los últimos 50 años, con los que se sacudió la etiqueta de “el eterno adolescente del futbol mundial”. Lo confirman las recientes victorias conseguidas en las canchas europeas en que a los jugadores mexicanos, antaño, les temblaban las piernas. Lo corrobora la victoria de ayer sobre su similar de Corea del Sur en territorio austriaco. * Un análisis del desempeño de las dos escuadras llevaría de la mano a un observador imparcial, a la conclusión de que México debió ganar desahogadamente el partido de ayer; que el 3-2 con que pasó a la historia no refleja con fidelidad lo ocurrido en la cancha; que por las claras oportunidades de gol que tuvo, en el primer tiempo sobre todo, México pudo ganar el encuentro por tres goles de diferencia, cuando menos; que Lozano, Corona y Jiménez se vieron tan chambones en la definición, en acciones en que tuvieron pelota, marco y portero a su disposición, que nadie diría que se trata de atacantes que se han ganado a pulso los lugares que ya ocupan en equipos europeos de abolengo. * Independientemente del tino para disponer los cambios sobre la marcha en la alineación que tuvo Gerardo Martino, y de los lances en que Pineda encendió la luz y generó las jugadas con las que se dio la voltereta al marcador y se cambió la historia, viene al caso destacar, entre las virtudes que mostró el equipo mexicano, más que la paciencia, la perseverancia; la convicción de que se tenía la sartén por el mango y se porfiaba en la tónica de la etapa inicial, aunque los asiáticos tuvieran la ventaja del gol con que se adelantaron en el marcador, en el segundo tiempo habría nuevas oportunidades de anotar. Eso, más el aplomo que tuvieron Jiménez, Antuna y Salcedo para concretar las situaciones propicias que, en efecto, se presentaron. * Hay que subrayarlo: estas todavía no son las batallas decisivas, pero el del “Tata” Martino sigue dando señales de que está en vías de convertirse en un equipo respetable.
