Jueves, 25 de Abril 2024

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- Sucio y pestilente

Por: Jaime García Elías

- Sucio y pestilente

- Sucio y pestilente

Como parte de la “carrilla” regionalista que en todo el mundo civilizado se da —“chilangos” vs. tapatíos, romanos vs. milaneses, madrileños vs. catalanes y así sucesivamente—, uno de los mil chascarrillos cariocas (de Río de Janeiro, por si alguien lo ignora) dedicados a los paulistas (de Sao Paulo, ídem) refiere que los premios para un concurso equis, consistían, el primero, en tres días en Sao Paulo; el segundo, cinco días en Sao Paulo; el tercero… una semana en Sao Paulo.

La piada (chiste, en portugués) viene al caso por el más reciente reporte de la dirección municipal de Turismo de Guadalajara, en el sentido de que la otrora “Perla de Occidente” recibió 47 mil visitantes durante el periodo vacacional de diciembre —algo así como mil 500 diarios, si debe interpretarse que dicho periodo abarca todo el mes—, que la ocupación hotelera fue de casi 70% y que la estancia promedio de los turistas en la capital de Jalisco es de dos días.

-II-

Tangencialmente, la nota (“Notisistema”, I-25-18) consigna que una notoria deficiencia de Guadalajara en materia de turismo consiste en la falta de vida nocturna, ya que “ésta termina entre 9 y 10 de la noche”. Y el dato remite, ipso facto, al despoblamiento y degradación del llamado “Centro Histórico” de la ciudad, y a los fallidos afanes de algunas administraciones estatales y municipales por revitalizar la zona, incorporando los atractivos que actualmente brillan por su ausencia.

La mayoría de los establecimientos comerciales del Centro cierra a las ocho de la noche. El vaciamiento de la zona es raudo y notorio. A las 10 de la noche son escasos los viandantes en la misma. A la media noche, poquísimos visitantes —y menos lugareños aún— se atreven a deambular por los portales o a sentarse en la banca de cualquiera de las plazas, por temor a los vagabundos —en el mejor de los casos— o malvivientes que pululan por ahí… Nada que ver con los tiempos en que cientos de personas, solas o en grupos, salían de la última función de los cines y hacían escala en algún restaurante o cenaduría antes de volver a casa.

-III-

Las preguntas pertinentes consisten en qué podemos hacer y qué se hace realmente para revertir esa lamentable realidad

Es ociosa la pregunta de qué dejamos de hacer para que el Centro de la otrora “Ciudad Amable” se significara —por lo que dicen sus visitantes— por sucio y pestilente. Las preguntas pertinentes consisten en qué podemos hacer y qué se hace realmente para revertir esa lamentable realidad.

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