Viernes, 26 de Abril 2024

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- ¡Pobre Diablo...!

Por: Jaime García Elías

- ¡Pobre Diablo...!

- ¡Pobre Diablo...!

Lo dijo el Papa. Lo dijo en una entrevista para la televisión. Lo dijo como respuesta a la pregunta sobre las posibles causas de la escalada de violencia que en México parece haberse vuelto endémica:

-El  Diablo le tiene bronca a México, es verdad. Las persecuciones a los cristianos que son persecuciones que en otros países de América no se dieron con tanta virulencia, ¿por qué en México? Algo pasó ahí. Como si el diablo le tuviera bronca a México, ¿no?; porque si no, no se explica tanta cosa.

-II-

Lo dijo José Rubén Romero, poniendo las palabras en boca de Pito Pérez:

-¡Pobrecito del Diablo, qué lástima le tengo, porque no ha oído jamás una palabra de compasión o de cariño! Los hombres (…), para la disipación, buscan vergonzosamente al diablo y se anegan en todas las delicias del pecado, sin que Satanás oiga alguna vez un ¡gracias, Diablo mío!; por el contrario, aún tiene que escuchar cómo los hombres, después del goce prohibido, dan gracias a Dios por el placer que obtuvieron (…). El diablo pudiera odiar el mal y amar el bien, pero no es dueño de su albedrío; él fue condenado a amar el odio y a odiar el amor, y jamás romperá su destino.

-III-

Lo dijo Jalil Gibrán, en el cuento intitulado Satanás:

“Había, en la primera tribu que se formó sobre la tierra, un hombre llamado Laús, que era inteligente pero lleno de prejuicios (…). Una noche de verano, cuando los miembros de la tribu estaban reunidos alrededor del jefe, conversando mientras descansaban, uno de ellos se levantó de pronto en medio de la asamblea, elevó sus brazos al cielo y, poniendo en su voz toda la emoción que pudo fingir, dijo piadosamente:

“-Posternaos, hermanos míos, y orad, pues el dios de las tinieblas está atacando al dios incandescente de la noche. Y si vence el primero, moriremos, pero si triunfa el segundo, entonces viviremos. ¡Orad para que venza el dios de la luna!

“Y Laús continuó hablando hasta que la luna volvió a su brillo natural. Y los presentes quedaron maravillados y manifestaron su alegría con danzas y canciones. Y el jefe de la tribu dijo a Laús:

“-Conseguiste, esta noche, lo que ningún mortal consiguió antes que tú. Y descubriste secretos del Universo que nadie entre nosotros conocía. Regocíjate, pues a partir de hoy serás el segundo hombre de la tribu, después de mí”.
 

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