El mundo de los gobernantes es uno; el de los gobernados, otro muy diferente. A los primeros les preocupa que si la obra del Peribús -que proyecta hacer circular camiones articulados por los carriles centrales del Periférico de Guadalajara- se emprende este año, ya no costaría los tres mil 330 millones de pesos presupuestados originalmente (hace dos años), sino alrededor de siete mil; o sea, más del doble. A los segundos, en cambio, les preocupa que la oferta de transporte público en la ciudad es -cuantitativa y cualitativamente- inferior a la demanda… y vivir con el bolsillo permanentemente amenazado por la espada de Damocles de aumentos en las tarifas, que, contra lo que sostiene el discurso gubernamental, no se corresponden con ninguna mejoría sensible en la calidad del servicio.-II-El sistema del Peribús -hoy por hoy mero proyecto- contempla habilitar dos carriles, uno en cada sentido, de 41 kilómetros del Periférico (no la totalidad, pues); distribuir 46 estaciones; hacer circular 105 unidades articuladas, además de 184 no articuladas para cubrir las rutas alimentadoras, y movilizar hasta 400 mil pasajeros al día. De paso, se retirarían las 17 rutas que actualmente circulan por esa arteria, y se modificarían, de acuerdo con el cronograma de la reestructuración del transporte público prometida por el Gobierno del Estado para este mismo año, las 163 rutas que inciden en el Periférico.-III-Si se recuerda que el Metro para Guadalajara -prometido por el entonces Presidente Díaz Ordaz- abortó desde hace medio siglo; que las dos líneas del Tren Eléctrico Urbano (TEU) -“premetro”, según eso…- que operan desde hace 30 y 25 años, respectivamente, han tenido un impacto inferior al deseable en la movilidad urbana; que las nueve o diez líneas del Macrobús -del que sólo opera una- prometidas por la última administración panista fueron desechadas de un plumazo por la priista que la sucedió; que la tercera línea del TEU será, seguramente, un alivio, pero en manera alguna solución radical al problema; que la anunciada reestructuración es, hoy por hoy, un buen deseo, y que sistemas alternativos, como el de las ciclovías, no pesan en ese aspecto, la conclusión es que el problema del transporte en Guadalajara, creciente en la medida en que crece el número de sus habitantes, se sigue manejando a base de parches: costosos los posibles (la Línea Tres del TEU, ahora el Peribús… ¡en la hipótesis de que se haga realidad!), incosteables los deseables.