Sábado, 20 de Abril 2024

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- Los Intocables

Por: Jaime García Elías

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En circunstancias normales, el incidente pudo resultar intrascendente, irrelevante, rutinario… Después de todo, es probable que se tratara de un episodio similar al que a cualquier ciudadano le ha sucedido más de una vez en la vida, sin que tuviera más consecuencia que un contratiempo mínimo o un fastidio insignificante. Un minúsculo pintito en el arroz de la vida cotidiana, pues.

Sin embargo, el entorno de las precampañas sirvió para que el asunto adquiriera el carácter de escándalo mediático, al difundirse (“como reguero de pólvora”, según el tópico obligado) a través de las redes sociales, al desgarrarse las vestiduras y asumir el rol de víctima uno de los actores del rifirrafe verbal.

-II-

Se trata de una de las revisiones “de rutina” que realizan las autoridades policiacas. En el caso –tratando de armar el rompecabezas con las piezas sueltas aportadas por las partes—, elementos de la Fuerza Única Estatal interceptaron un convoy de “varias camionetas” en las que viajaban “hombres armados no identificados”. El incidente, al parecer, ocurrió el lunes por la noche, “en un puente muy oscuro, cerca de Cañadas de Obregón y rumbo a Jalostotitán”… Hasta ahí, los hechos objetivos.

El incidente se volvió caso por obra y gracia de las interpretaciones subjetivas. De una parte, el precandidato de Movimiento Ciudadano al Gobierno del Estado, Enrique Alfaro, proclamó a través de las redes sociales –moderna versión de los antiguos patios de vecindad en que las comadres dirimían a grito pelado sus divergencias— que se trató de “un evidente acto de intimidación”… “que pudo convertirse en una tragedia”, según acrecentó en un mitin, el martes, al glosar el episodio. De la otra, el Gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, califica la versión de Alfaro como “el primero de muchos episodios de victimización”; explica que los elementos policiacos –notoria y suficientemente identificables, se supone— “procedieron a ejecutar el protocolo de seguridad, que consiste en detener e convoy para identificarlo (…) y se les dejó seguir su camino sin mayor complicación”.

-III-

Inconstitucionales, ciertamente, porque contravienen las previsiones de los Artículos 11 y 16 (referentes al libre tránsito y a no ser molestado, respectivamente) de la Carta Magna, los “operativos”, “retenes”, “volantas” o como quiera llamárseles, han sido admitidos por los juristas y aceptados por el ciudadano común como “males necesarios”.

La pregunta es si los precandidatos no deberían hacer otro tanto… o si hay alguna ley que, para distinguirlos de los demás mortales, los declare intocables.

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