Las celebraciones de Año Nuevo suelen venir acompañadas de brindis prolongados, copas que se repiten y combinaciones que parecen inofensivas hasta que llega la mañana. Dolor de cabeza, náuseas, cansancio extremo y una sensación general de malestar conforman la temida cruda. Aunque solemos culpar únicamente a la cantidad de alcohol ingerida, la ciencia señala que no todas las bebidas afectan al cuerpo de la misma manera.El principal responsable de la cruda es el etanol, el alcohol presente en todas las bebidas alcohólicas. Al metabolizarlo, el cuerpo lo transforma en acetaldehído, una sustancia altamente tóxica que genera gran parte de los síntomas posteriores. Sin embargo, este no es el único factor.Durante la fermentación y el envejecimiento del alcohol se producen sustancias llamadas congéneres, compuestos químicos como metanol, taninos y alcoholes superiores que aportan aroma, color y sabor, pero que también intensifican la resaca. Cuantos más congéneres tenga una bebida, mayor será la carga que el hígado deberá procesar.En términos generales, las bebidas alcohólicas oscuras y envejecidas son las más asociadas con resacas intensas. Licores como el ron añejo, el whisky, el brandy y algunos tequilas reposados o añejos contienen niveles más altos de congéneres debido a su proceso de elaboración y al contacto prolongado con barricas.Estos compuestos no solo permanecen más tiempo en el organismo, sino que también compiten con el etanol por las enzimas que los descomponen, retrasando la eliminación de toxinas y prolongando el malestar.A esto se suma que muchos de estos licores suelen consumirse en cocteles con refrescos o jugos ricos en azúcar, lo que puede aumentar la deshidratación y la irritación gastrointestinal.En el extremo opuesto se encuentran los alcoholes claros y altamente destilados, como el vodka o la ginebra. Estos pasan por procesos de filtrado que eliminan gran parte de los congéneres, lo que reduce la carga tóxica adicional para el cuerpo.Diversos estudios han demostrado que las bebidas con bajo contenido de congéneres suelen provocar resacas menos intensas, siempre que se consuman en cantidades similares y con moderación. Aun así, es importante subrayar que ninguna bebida está exenta de causar cruda si se bebe en exceso.Más allá de la elección del licor, la resaca depende en gran medida de otros factores: la cantidad total de alcohol consumido, la velocidad a la que se bebe, el nivel de hidratación, si se comió antes o durante la ingesta, la calidad del sueño y hasta la genética personal.Por eso, aunque elegir bebidas con menos congéneres puede ayudar, no existe una fórmula infalible para evitar la cruda.Si la idea es disfrutar la celebración sin pagar un precio demasiado alto al día siguiente, los expertos recomiendan optar por bebidas claras, alternar cada copa con agua, evitar mezclar demasiados tipos de alcohol y no beber con el estómago vacío.TG