Ver una película de terror puede ser una experiencia emocionante, intensa… y en muchos casos, perturbadora. Aunque muchas personas disfrutan el subidón de adrenalina que provoca el miedo, también es común que esas imágenes oscuras se filtren en nuestros sueños, transformándose en pesadillas. Pero ¿por qué ocurre esto? La ciencia del sueño, la psicología y la biología del miedo tienen mucho que decir al respecto.Cuando vemos una película de terror, nuestro cerebro responde como si estuviéramos viviendo una amenaza real. La amígdala, una estructura clave en el procesamiento de las emociones, especialmente el miedo, se activa intensamente. Aunque sepamos racionalmente que lo que vemos en pantalla no es real, nuestro sistema emocional reacciona de forma instintiva.Esto significa que los estímulos aterradores se almacenan en nuestra memoria de forma vívida. Más tarde, durante el sueño, el cerebro puede reactivar esas imágenes y emociones, integrándolas en los sueños y provocando pesadillas.El sueño, especialmente la fase REM (movimiento ocular rápido), es un momento clave en el que el cerebro procesa las experiencias emocionales del día. Si has estado expuesto a estímulos intensamente perturbadores (como una escena de horror, sangre o persecución), el cerebro intentará “ordenar” esas experiencias mientras duermes.Sin embargo, ese proceso de ordenamiento no siempre es suave. A veces, el material emocionalmente cargado se manifiesta de manera distorsionada y atemorizante en forma de pesadillas.No todas las personas reaccionan igual al ver una película de terror. Algunos son más sensibles a las imágenes violentas, a la música inquietante o a los sustos repentinos. Esta sensibilidad puede deberse a factores como la personalidad, la edad, experiencias traumáticas pasadas o incluso el estado de ánimo en el momento de ver la película.Las personas más susceptibles tienden a tener una respuesta más intensa del sistema nervioso, lo que hace más probable que esos estímulos se traduzcan en sueños perturbadores.Muchas películas de terror juegan con miedos universales: el abandono, la muerte, lo desconocido, los monstruos o figuras distorsionadas. Estos temas pueden resonar con experiencias personales o con ansiedades profundas que quizás ni siquiera están del todo conscientes.Al soñar, el cerebro trabaja con símbolos y metáforas. Así que el “monstruo” de una película puede transformarse en una pesadilla sobre pérdida, inseguridad o amenaza, dependiendo de cómo nuestro subconsciente interprete ese miedo.Ver películas de terror justo antes de irse a dormir puede aumentar las probabilidades de tener pesadillas. Al no dar tiempo al cerebro para “descomprimir” o calmarse antes de dormir, las imágenes aterradoras quedan más frescas en la memoria reciente, listas para colarse en los sueños.Si te encanta el cine de terror pero no quieres que te persiga en la cama, aquí van algunos consejos:Las películas de terror están diseñadas para impactar y provocar emociones intensas, y nuestro cerebro responde de manera natural a esos estímulos. BB