La película jalisciense, “Allá, cartas al corazón”, de la directora mexicana Montserrat Larqué, tendrá su estreno mundial durante la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG); además, participa en la categoría de “Hecho en Jalisco”. Los actores principales son Pablo Astiazarán y la tapatía Fátima Molina. EL INFORMADOR conversó con la directora y el protagonista sobre este proyecto que se rodó en pandemia.“La película se hizo con talento de Jalisco, en paraje jalisciense con crew de Jalisco, así es que es la categoría perfecta (la de ‘Hecho en Jalisco’) a la que pertenece esta película y nos permite estrenarla acompañados de la gente con quienes la hicimos. Entonces claro que es muy emocionante y una fortuna poder hacerlo así”, comparte la directora, quien también es guionista del proyecto.Recuerda que la cinta tiene en proceso más de siete años. Anteriormente Larqué ya había hecho cortometrajes, pero no había escrito una película. Así que cuando intentó estructurar una idea, se dio cuenta que no sabía, por lo que decidió estudiar y comenzar a tomar herramientas para poner en práctica su guion con tutores y maestros que la apoyaron. Cuando quiso hacer la película, cuenta que los productores con los que hablaba no veían el mismo filme que ella, “o teníamos visiones muy diferentes. Y eso es muy importante porque un productor trabaja para una película”. En el inter, seleccionaron el proyecto en un foro de coproducción en Londres, en un festival de cine independiente. En esa edición el país invitado era México, y estando allá conoció a los que serían sus socios, pero mexicanos. Después, vino el proceso de financiación. Destaca que con esta experiencia también aprendió lo que significa producir.Después, llegó la pandemia, lo que significó otra pausa, pero pudo encontrar en ese lapso la locación ideal para su película, un pueblo de Amatitán llamado La Villa de Cuerámbaro: “Es una población pequeña de poco más de 300 habitantes y ahí la filmamos, con unas condiciones climáticas muy potentes que nos mantenían deshidratados, con muchos bichos y algunos (del crew) que se enfermaron durante un tiempo, pero había una generosidad en la población con unos paisajes y atardeceres que están en la película, que valió la pena cada esfuerzo”.Pablo, por su parte, cuenta cómo fue la experiencia del filme. Él interpreta a “Óscar”, un joven que llega a su pueblo para despedir a su padre, es el único hombre en esta localidad porque todos los demás están en Estados Unidos. Ahí conoce a las mujeres que habitan y entabla con ellas una relación de comunidad, pero en especial con una de ellas que le robará el corazón. Su padre era el cartero del poblado y ahora él se debatirá si regresa a su hogar o si continúa con el oficio de su padre.“A mí me encanta viajar con mi trabajo y en este caso fue a una ranchería y es lo que te imaginas que es, fue padrísimo, fue literalmente estar en una burbuja donde estábamos así como en la película, incomunicados, sin señal de teléfono ni WiFi. Entonces, eso nos permitió poder habitar la esencia de la película, que es estar ahí y nada más, no existían otras distracciones, (la cinta) te obligaba a estar ahí, inclusive, ya acostumbrado lo agradecías, porque había una cosa muy familiar de decir, ‘estoy con los míos viendo lo mismo’, montados en el mismo tren para poder hacer la mejor película posible”.En cuanto al desarrollo de su papel y el contexto de la trama, destaca que están encaminados desde el punto de vista nostálgico, amoroso y de redescubrimiento. “Curiosamente lo que me enseñó a mí (el proyecto) tristísimamente a valorar lo mío, fue la pérdida. Esto que dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, pues sí. Las cosas que realmente me han marcado han sido a través de la pérdida. Y para mí ‘Óscar’ de una manera muy personal, fue también una especie de catalizador, de poder encontrar esta vía de sanación y de expresión artística a algo que yo también traigo y traeré el resto de mi vida, que es el regresar a los tuyos, donde tal vez puede ser demasiado tarde, pero sigue siendo lo tuyo”. Ante la inminente muerte de su padre, el cartero del pueblo, “Óscar”, regresa por primera vez a México y se encuentra con que ahora es el único hombre entre el puñado de mujeres que habitan este pequeño lugar al que nunca llegó el teléfono ni el internet. Mientras intenta volver a Estados Unidos se hace cargo del correo y va conociendo así las historias y deseos de los habitantes, entre ellos un niño que pregunta por las cartas de su papá. “Óscar” le escribe las anheladas cartas y comienza a vincularse con él y con “Martha”, su madre. Cuando finalmente puede partir, ya no quiere hacerlo y tendrá que decidir entre volver o quedarse y rehacer su vida. CT
