Hombre en llamas (Man on Fire) ha tenido varias adaptaciones de la novela original escrita en los años 80 por A. J. Quinnell (seudónimo de Philip Nicholson). La primera en 1987 ambientada en Italia y protagonizada por Scott Glenn y Jade Malle, y otra versión realizada en Bollywood. Pero la que realmente dejó huella en el corazón de los cinéfilos fue la dirigida por Tony Scott allá por 2004.Recientemente se añadió al catálogo de Netflix e inmediatamente se poscicionó entre los primeros puestos del Top 10 atrayendo a un nuevo público y a nostálgicos espectadores. El corazón de Hombre en llamas, sin embargo, no era el escenario, sino la conexión entre los personajes de Denzel y Dakota. John Creasy (Washington), exmiembro de la marina y de la CIA, se convierte en el guardaespaldas de la adorable y carismática Lupita Pita Ramos (Fanning). Una chispa única brilló entre ellos, formando un vínculo inquebrantable. Esa misma chispa fue la que hizo que los espectadores sintieran el dolor y la desesperación de Creasy cuando Pita fue secuestrada. Y de ahí el título: un hombre en llamas, consumido por la culpa y desesperado por encontrar a la pequeña.El dúo convirtió la producción en un éxito arrasador que recaudó más de 130 millones de dólares en todo el mundo.A principios de este año se anunció la posibilidad de una serie basada en la película. Netflix adaptará la novela y también su secuela The Perfect Kill, también de A.J. Quinnell. En ocho episodios, los espectadores seguirán al ex-mercenario John Creasy mientras busca venganza por la muerte de un amigo y se enfrenta al deber de proteger a la hija de un compañero. Kyle Killen, la mente detrás de la adaptación de Halo para Paramount+, lidera el proyecto como showrunner y productor ejecutivo.Hombre en llamas es más que una adaptación de una novela: es una experiencia cinematográfica que puso en evidencia no solo los talentos individuales de su reparto, sino también la magia que puede surgir cuando se unen fuerzas perfectas en el momento adecuado. AH
