En medio de la sierra jalisciense, entre haciendas y sembradíos, "Emilia" es una joven a la que el despertar de su pasión en medio de la adolescencia la sorprende en un entorno machista, hostil y conservador que no entiende de ningún modo el funcionamiento de su corazón. Es Jalisco, en la década de los 30 del siglo pasado. "Emilia", la arriera, haciéndose pasar por un hombre, emprenderá entonces un viaje de autodescubrimiento por los barrancos y los campos nublados de nuestro estado, por los bosques y cañadas, con el objetivo de llegar al océano. Pero sobre todo, con el propósito de descubrir quién es ella misma. "La arriera", cinta que llega este 19 de junio a los cines a nivel nacional, es una película de la directora Isabel Cristina Fregoso que propone un cine queer, un cuestionamiento interesante y necesario, pero enfocado en un Jalisco del pasado, en un Jalisco rural que no permitía otras maneras de amar y de ser. Estableciendo un diálogo -y también una crítica- con la Época de Oro del Cine Mexicano, "La arriera" es una cinta que incorpora elementos característicos de esta época de nuestro cine; lo rural, los campos, el amor y el dolor, la pasión y la charrería, pero a través de la mirada de una mujer que ama a otras mujeres, que está en plena eclosión de sí misma, y que busca llegar a los confines del ser para entender mejor quién es. Durante la edición 39 del Festival Internacional del Cine en Guadalajara (FICG) celebrada el año pasado, "La arriera" obtuvo el Premio Mezcal a Mejor Dirección y Mejor Fotografía, respectivamente. En conversación con EL INFORMADOR, la directora Isabel Cristina Fregoso y las protagonistas Andrea Aldama, Ale Cosío y Luis Vegas compartieron el orgullo de haber creado esta película jalisciense, pero de un Jalisco serrano, profundo donde estas historias también existen y que por tanto, abre camino a todo esto que siempre ha estado y nunca se ha narrado: un cine queer, feminista, y hecho en provincia.“Mi familia es de Mascota, Jalisco. Una vida ranchera que tuve la fortuna de poder vivir cuando era niña. ‘La arriera’ surgió de eso: del amor al rancho, a la naturaleza, a los animales y a esa vida —digamos— en contraste, con su belleza, pero también con su lado oscuro, con esa sombra que implica el machismo y la opresión que, en muchos casos, viven las familias”, cuenta la directora Isabel Cristina Fregoso. “No todas, claro, ni con la misma intensidad, pero sí algunas. Hacer una película hablada y ambientada en el México rural se me hizo muy interesante. Amo el cine de la Época de Oro, definitivamente, pero siento que esa etapa representa una sola versión de los hechos. Yo quería contar la otra parte”.“El feminismo también está presente, la sexualidad fluida —que ahora se pone en la mesa, especialmente entre las juventudes. Me parece increíble ver esos pasos tan valientes, ese “ya basta” frente a estas dos identidades rígidas, frente al lenguaje hegemónico, heterosexual, normado. Hay muchas otras posibilidades. Y muchas personas no nos alineamos con esa única forma de existir. Entonces, toda esa necesidad de hablar sobre eso nace de un profundo amor y respeto por la cultura mexicana. Pero también quería mostrar que hay rebeldía, que no todo es como muchos se imaginan. Y eso fue lo que me llevó a hacer esta película”.“La arriera” contó con un elenco joven, talento nuevo, lo cual fue un interés genuino de Isabel Cristina Fregoso para narrar estas historias por medio de rostros nunca antes vistos y dar oportunidad y espacio a artistas jóvenes. “Me siento muy feliz porque podemos formar parte de estas nuevas aperturas y de estas nuevas historias que traemos a la mesa”, comenta la protagonista, Andrea Aldama. “Eso también abre nuevos retos narrativos, y es muy bonito porque nos permite seguir contando cosas distintas, seguir visibilizando a más grupos de personas”.Para Ale Cosío, “La arriera” es su primera incursión en el cine, lo cual la llena de orgullo, tanto por la oportunidad, como por haber sido en una historia como esta. “Nunca había estado en una película. Solo había hecho teatro en Guadalajara, y esto lo valoro profundamente. Como mujer y como actriz, ‘La arriera’, al adentrarme en esa época, me hizo cuestionarme muchas cosas. Estoy segura de que al público también le pasará algo parecido. Cuando vean la película y comparen las historias de hace cien años con lo que vivimos hoy, el preguntarse qué tanto hemos avanzado, qué tanto hemos cambiado estas ideas”, aseguró.Una característica que destaca a “La arriera” es que se sale de un elemento casi obligatorio en el cine queer: las ciudades. Esta película no solo se va a la sierra, a los pueblos rurales, a la vida del campo, sino también a un Jalisco específico: el de los años 30, donde historias como esta no podían ser siquiera contadas. “La arriera”, entonces, hace justicia, en palabras del actor Luis Vegas.“Creo que poco a poco las cosas se están modificando, vamos hacia un lugar mejor. Esta película pretende justo eso: mirar al pasado y decir “tenemos que reestructurar, reconfigurar”. Aun así, queda mucho por hacer. En las ciudades las dinámicas son diferentes. Pero hay lugares donde todavía se conservan prácticas no tan agradables. Hacer una película desde una geografía tan particular como la sierra, también es preguntar: ¿qué pasa aquí? ¿Cuáles son los problemas? ¿Qué adversidades enfrentan estos territorios que no son tan visibles como una ciudad capital? Eso me incentiva como actor, como creador, y me llena de orgullo pensar que esta película puede plantear otras posibilidades”.Pero “La arriera” es también un recorrido a través de la sierra de Jalisco y sus pueblos, sus calles, sus haciendas y campos, sus bosques, e incluso sus mares. También es una inmersión en su historia, puesto que Isabel Cristina Fregoso tuvo que hacer una profunda investigación en archivos e investigaciones para recrear con fidelidad el pasado, el cómo se vestía la gente. Isabel Cristina Fregoso no romantizó la vida rural: también la retrata con sus claroscuros, con su brutalidad. Pero, en el fondo, es una carta de amor indudable a los paisajes de Jalisco.Filmamos la película en seis semanas. Cuatro las pasamos en Mascota, trabajando en un rancho y en los alrededores. De ahí fuimos bajando a La Estancia, San Sebastián del Oeste, luego a El Grullo y terminamos en Playa Pascualitos, cerca de Sayulita. Fue todo un recorrido. La película, además del drama, también es una galería de espacios, un viaje por la naturaleza. Tuve que investigar mucho. Vi muchísima fotografía, archivos históricos, investigaciones hechas por historiadoras, por ejemplo, sobre las cartas que escribían las mujeres cuando eran robadas. Leí también investigaciones de la nota roja de aquella época. Casos de violaciones, venganzas, crímenes: hermanos, hermanas, mujeres que mataban al hermano… todo eso que realmente ocurrió y que sigue pasando. Y que está muy ligado a este sistema patriarcal y machista en el que vivimos todos, y que nos afecta”, finalizó la directora.La historia sigue a Emilia, una joven de quince años que huye de su familia adoptiva en la sierra de Jalisco en busca de su verdadero padre. Para sobrevivir a los peligros del camino y evitar el estigma social, se disfraza de arriero: un jinete que transporta mercancías por caminos rurales. Su viaje la lleva a conocer personas que desafían el orden tradicional, y al mismo tiempo, la enfrenta con una sociedad profundamente machista. Lo que inicia como una búsqueda familiar se transforma en un proceso de descubrimiento sexual, cuestionamiento de género y empoderamiento personal.NA