Carlos Rivera celebró a lo grande sus primeros veinte años de carrera la noche del domingo en nuestra ciudad. Un concierto que, aunque originalmente estaba programado para la Arena Guadalajara, convocó en el Auditorio Telmex a un numeroso contingente de admiradores del cantante, y donde no quedó asiento vacío: el recinto estaba a reventar.Con su silueta proyectada tras un enorme telón, Carlos Rivera arrancó la noche con "Usted no sabe", y vestido de blanco, apareció en el escenario. "Buenas noches, Jalisco. Estamos aquí en la última gran fiesta, y aquí se las estoy cumpliendo así como ustedes también siempre cumplen", dijo el cantante. "Hoy va a ser el mejor concierto que hemos dado jamás. Qué mejor lugar que Guadalajara para cerrar con broche de oro estos 20 años. Vamos a hacer un viaje. ¿Están listos para viajar conmigo?". Fiel a su gente, Carlos Rivera invitó a dos personas a cantar con él en el escenario, preguntando quién era un verdadero "riverista". El público, ingenioso, no perdió la oportunidad, y las personas ondearon cartulinas y pancartas cómicas, en las que podían leerse cosas como "Yo soy el chile que le hace falta a tu torta ahogada", "Dios aprieta pero tú ahórcame", provocando carcajadas en Carlos y el resto de los asistentes. Las afortunadas en subir al escenario con el ídolo fueron una tapatía que aseguró haber ido a más de cincuenta conciertos de Carlos Rivera estos 20 años, y una mujer originaria de Morelia, a unas semanas de casarse, a la que el cantante le cumplió su sueño de despedida de soltera: cantar con él. Carlos Rivera sabe lo que tiene: con su sonrisa impecable, una voz profunda –muchas veces cantó con el micrófono a una distancia considerable-, y su trato descomplicado y directo con el público, conquistó a los tapatíos. El artista, originario de Tlaxcala, se dio a querer al público tapatío, recibiendo y dando cariño por igual, suscitando gritos con sus sonrisas y con sus bailes, con su presencia escénica y la fuerza de su voz: un artista total. "Amar y vivir", "Tu juego de ajedrez", "El hubiera no existe", "Yo creo", "Guerra" y "Amo mi locura", fueron algunas de las tantas canciones que el cantante entonó por lo alto, acompañado de bailarines y de un enorme ensamble musical. El público estuvo conformado en su mayoría por adultos, matrimonios y grupos de mujeres felices, que gritaban, reían y aplaudían, que corearon todas y cada una de las canciones de Carlos Rivera y le gritaban cumplidos y confesiones de amor, aunque también se vieron jóvenes admiradores que corearon las melodías con entusiasmo. Las tejanas numerosas, los fajos piteados y los pantalones vaqueros conformaron, en gran parte, los “outfit” del público. Yatziri García, de 42 años, se confesó feliz de ver a Carlos Rivera por tercera ocasión. "Es uno de mis cantantes favoritos, a mí me encanta desde que andaba en La Academia", comparte. "Me gusta cómo canta, cómo baila, creo que es un gran artista". Un grupo de amigas, conformado por Lorena, Anahí y Sara, también de 40 años, decidieron venir sin sus maridos para disfrutar a su gusto esta noche para ellas. "Carlos Rivera es uno de los mejores cantantes mexicanos", asegura Lorena. "Tiene muy buena voz, es muy profesional, nosotras estamos muy emocionadas de haber venido a este concierto", dijo.Por un espacio de dos horas, Carlos Rivera cantó, apenas sin descansar, un total de cincuenta canciones que englobaron sus veinte años de trayectoria, desde que no era más que un joven ilusionado en La Academia, hasta hoy en día, en que comparte su faceta como padre. En el concierto hubo de todo: lágrimas, gritos, carcajadas, e incluso una pedida de matrimonio, amenizada con emotividad por el cantante. "Un viaje a todas partes", "Qué significa el amor", "Si te vas" y "Te esperaba", fueron las canciones que conformaron la última mitad del concierto, que finalizó con "Cómo pagarte". Carlos Rivera agradeció de corazón a los tapatíos. "Son el mejor público", aseguró.SV
