Miércoles, 08 de Mayo 2024

Un libro en “Permanente obra negra”

Vivian Abenshushan presenta el producto de una novela que se desvió hacia fragmentos sobre filosofía, esclavismo, escritura y arte

Por: El Informador

Vivian Abenshushan comenta sobre su más reciente obra en la que convergen citas e iconografías. EL INFORMADOR/G. Gallo

Vivian Abenshushan comenta sobre su más reciente obra en la que convergen citas e iconografías. EL INFORMADOR/G. Gallo

La escritora y editora Vivian Abenshushan publicó el libro “Permanente obra negra”, con Sexto Piso. Un “libro extendido de la vida misma, un libro infinito”, este volumen divide cada una de sus páginas en seis secciones donde confluyen las citas, las referencias a la esclavitud, reflexiones sobre la literatura y el acto de escribir, además de un apartado iconográfico.

Sobre la escritura de este libro, la autora platicó: “Creo que fue un proceso largo, no hubo un momento en que tuviera definida toda la estructura del libro. Estaba tratando de escribir una novela sobre negros literarios, pero la novela se me resistía. Me di cuenta de que en realidad no me interesaba el género de novela, que respondía a una serie de presiones y exigencias editoriales y de expectativas creadas alrededor de la escritura. La novela es el género que da el título de escritora, es el género más prestigioso, en términos de industria editorial es el más rentable, el que tiene mayores premios, más circulación internacional. Es el género más comercial”.

Frente al rechazo al género y lo que representa, la autora comenzó a explorar otros caminos con esa temática elegida: “Decidí empezar a escribir en fragmentos, en fichas bibliográficas ahora prácticamente en desuso. Tomé notas de esa investigación que quedó en el naufragio de la novela, sobre los sótanos de la literatura, la historia de la negrería literaria: se fue trasladando a otras investigaciones, los artistas de la ficha: escritores, artistas, filósofos que usaron los ficheros como sistema de escritura, no solo como forma de investigación. Abrí un archivo enorme visual: empecé a investigar sobre la negrería y sobre la negritud, sobre la historia del esclavismo, los barcos negreros, litografías donde trasladaban centenares de africanos secuestrados para trabajar en las plantaciones de Estados Unidos”.

El resultado es “un dispositivo de combinatorias, el lector puede ir seleccionando los fragmentos, los caminos”. En Permanente obra negra está presente la sensación de sampleo, con una serie de epígrafes incorporados al texto y conceptualizaciones más cercanas al arte contemporáneo, terreno en el que Vivian ha colaborado últimamente: “Creo que es una forma en la que tomé distancia de la literatura sin dejar de escribir. Nace de mi relación más cercana en la práctica con otras disciplinas y campos artísticos. En los últimos 2 o 3 años he trabajado con artistas, en exposiciones. Mi práctica como escritora se trastocó. Por eso el libro tiene vínculos visuales, no es solo un libro: es un dispositivo textual que se produjo en varios soportes. Es un libro, un libro suajado, un fichero y una página en internet con un algoritmo que produce combinatorias de los fragmentos”.

Un complejo montaje

El fluir de las secciones presenta diferentes facetas de alguien con interés en el arte, con secciones que alternan y en ocasiones quedan en blanco: “El montaje final del libro fue complejísimo. Trabajé en seis archivos, ficheros aislados con las series de discursos colindantes. Los escribí al azar, a veces me clavaba más en uno. Con el montaje me pareció que podía tener un orden distinto, pasé muchas horas moviéndolos como mosaicos de un mural interminable. Decidí dejar algunos espacios en blanco porque había una gran saturación textual. Para mí esos silencios representados por el blanco también son espacios para el lector, para la respiración, que ocupen su lugar en el libro como productores de sentido. Puesto que hablo de escritores como Mallarmé, que pensaron mucho en la materialidad del lenguaje y las tipografías, también en el libro hay una búsqueda, por el despliegue de la materia verbal del negro sobre blanco”.

Al citar y referir a autores sobre filosofía, esclavismo, escritura y arte, se crea un diálogo implícito entre los diferentes puntos de vista, como Maya Angelou y Walter Benjamin: “Son voces distintas en el tiempo, de orígenes muy distintos, que de pronto están juntos y dialogan. O con filósofos que justificaron la esclavitud, entran en tensión con las frases de las resistencias negras ponen en evidencia cómo los discursos fueron solapando y creando un clima discursivo que hizo posible la esclavitud”.
 

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